En el sur de Amazonas, los apurinã del Baixo Seruiní viven entre las ruinas de una gran empresa maderera instalada en su territorio ancestral por la dictadura militar (1964-1985). Hasta que la empresa se declaró en quiebra, hubo décadas de explotación, equiparable por algunos indígenas a trabajos análogos a la esclavitud.
Desde finales del año pasado, el miedo a ser dominados en su propia casa volvió a rondar los apurinã. La propiedad registrada a nombre de la empresa maderera fue vendida a Nemus, una compañía que vende NFT (Tokens No Fungibles) respaldados por elementos reales de la fauna y la flora de la región.
En su sitio web oficial, Nemus anuncia una "experiencia NFT coleccionable diseñada para conservar y proteger la Selva Amazónica". La propuesta vincula la compra del activo digital a proyectos reales de preservación, que podrían ser supervisados por los titulares de los NFT.
La producción y la venta de activos digitales se realiza sin el consentimiento colectivo de los apurinã y viola el derecho a la consulta libre, previa e informada.
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Las violaciones son consecuencia de la política de "demarcación cero" [de tierras indígenas] del presidente Jair Bolsonaro y se llevaron a cabo con el permiso oficial de miembros de la dirección de la Fundación Nacional del Indígena (Funai).
La Tierra Indígena (TI) Baixo Seruiní/Baixo Tumiã, que lleva el nombre de los ríos que la recorren, se encuentra en una etapa de estudios, que precede a la demarcación del territorio, desde hace más de una década. Por lo tanto, la legislación brasileña permite que estas áreas sean comercializadas como propiedades privadas.
"Más allá de la falta de una consulta libre, previa e informada y del incentivo a comercializar la selva, la iniciativa de la Fundación Nemus ignora el derecho originario de los apurinã a su territorio tradicional y corrompe el modo de vida y las prácticas milenarias de uso de la selva. Más que los NFT, los apurinã buscan la demarcación de la Tierra Indígena Baixo Seruiní", afirma Danicley Aguiar, integrante de Greenpeace.
A través de testimonios y documentos públicos, Brasil de Fato rescató la historia de las relaciones entre Nemus y los indígenas e identificó casos en que se faltó al respeto a los ocupantes tradicionales del territorio, considerado por los antropólogos y por los propios indígenas como la cuna del pueblo apurinã.
Los casos involucran la negligencia con la salud indígena durante la pandemia, además de la ocultación de información sobre la compra de tierras y las actividades económicas que realiza la empresa.
"Si aceptamos a estas personas [de Nemus], la demarcación se detendrá y no tendremos otra oportunidad. Si no las aceptamos, el proceso de demarcación continúa. Y la demarcación de esta tierra es lo que queremos", afirma Melquisedeque Lopes Soares Apurinã, habitante de la tierra indígena.
Después de escuchar a los apurinã, el Ministerio Público Federal (MPF) de Amazonas llamó a Nemus y solicitó a la empresa acreditar la propiedad de la tierra, la consulta hecha a las comunidades y la autorización de la Funai para explotar económicamente la Tierra Indígena Baixo Seruiní/Baixo Tumiã.
Brasil de Fato contactó a la oficina de prensa de Nemus, pero las preguntas no fueron respondidas. En inglés, la cuenta de Twitter de la empresa publicó que la tierra es de propiedad privada y no se superpone con áreas indígenas. Nemus dice que trata a las comunidades indígenas con respeto y ha proporcionado la información solicitada por las autoridades brasileñas. Al ser contactada, Funai no respondió.
"Esa tierra es apurinã desde siempre"
El territorio ancestral de los apurinã es una de las áreas más preservadas de la Amazonía, gracias a la presencia de los indígenas. "Dicen que van a comprar la tierra para preservarla. No, la hemos estado preservando desde hace mucho tiempo. No deforestamos la selva, la cuidamos", afirma Melquisedeque Apurinã.
Flávio de Meira Penna, fundador de Nemus y aclamado empresario ambiental, declaró que los indígenas son "como que invasores en nuestra tierra". La declaración, hecha en inglés durante una entrevista con un canal estadounidense en YouTube, escandalizó a los líderes indígenas.
Melquisedeque replicó. "Los invasores son ellos. Porque vienen de afuera. Son extranjeros, no sé ni de dónde son. Allí nacieron, crecieron y murieron nuestros bisabuelos y bisabuelas. Allí están enterrados. Los huesos, los cementerios, todo está ahí. Así que la tenemos como tierra indígena. Allí está el viejo tronco de los apurinã".
"Esa tierra siempre ha sido indígena", coincide Daniel Lima, integrante del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), que ayudó a los apurinã a denunciar el caso al MPF. "Aunque todavía no haya una demarcación homologada, esto no significa nada. La Constitución Federal prevé que: donde viven los indígenas es Tierra Indígena".
No se realizó la consulta previa, dicen indígenas
Los apurinã afirman que Nemus pretende implementar proyectos de explotación de recursos naturales sin consulta libre, previa e informada a los indígenas, en contravención del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), del cual Brasil es signatario.
Además de los NFT, los apurinã escucharon de los representantes de Nemus que la empresa pretende impulsar la producción de nueces, reabriendo una antigua pista de aterrizaje y construyendo una ruta que atravesaría la selva entre el río Seruiní y la ciudad de Pauiní (Amazonas).
Los indígenas afirman que no han sido informados con claridad sobre los proyectos, que si bien podrían facilitar el transporte entre las zonas urbanas y rurales, tienen el potencial de generar impactos socioambientales significativos y favorecer el acceso de invasores.
"Tienen muchas ganas de abrir una pista de aterrizaje y una carretera de Nemus a Pauiní. Por un lado, es algo bueno. Porque vamos a la ciudad y volvemos el mismo día. Pero el impacto que podemos sufrir después… No creo que valga la pena", evalúa Melquisedeque.
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Los apurinã escuchados por Brasil de Fato dijeron que Nemus mantiene contacto regular con solo uno de los líderes, ignorando los cientos de habitantes divididos en varias aldeas y decenas de núcleos familiares.
Los líderes también afirmaron que la empresa ignora las solicitudes de información sobre qué actividades se realizan en el área ocupada hace siglos por los apurinã, donde los originarios cultivan campos de mandioca y extraen nueces de Brasil.
Los protocolos internacionales de consulta libre, previa e informada exigen que el proceso sea acompañado por todos los habitantes, con reuniones y asambleas ampliamente convocadas, con traducción al idioma materno y mediante documentos ratificados por las autoridades.
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"No invitan a los colectivos, a la gente del pueblo, no nos invitan a todos a ver una charla. A veces se sientan con una o dos personas. Su negocio es con dos o tres personas como mucho", cuenta Melquiseque.
Al notar que pasaba algo en el territorio, Melquiseque buscó representantes de Nemus. "Me dijeron que habían comprado [la tierra] y les pedí pruebas. Quería saber hasta dónde es el límite de lo que compraron. Me dijeron 'No podemos, no lo traje, el documento se quedó allá'", relata.
"Una imagen [en NFT] que hacen genera mucho dinero. Ya están ganando con eso. Pero no nos dijeron que iban a hacer eso. Por eso vemos que nos engañan y nos roban por la espalda, porque no declaran la verdad", afirma Melquisedeque Apurinã.
Donizetti Apurinã, residente de la TI Baixo Seruiní/Baixo Tumiã, también dice que no fue informado: "Y eso nos deja un poco confundidos. Nunca presentaron un documento por esta tierra, [nada que pruebe] si realmente compraron a la antigua empresa o no".
Un indígena apurinã fue llevado por la empresa a la oficina de registro y firmó un documento cambiando el nombre del territorio a "NFT". El cambio quedó registrado en un video difundido por Nemus en las redes sociales, buscando legitimar la presencia de la empresa en el territorio.
La acción de marketing enfureció al hijo del líder que aparece en las imágenes firmando el documento. "Le hicieron firmar. Pero papá no sabe leer. Y no nos mostraron el documento", dice Donezetti Apurinã, habitante de la TI Baixo Seruiní/Baixo Tumiã.
La Funai permitió la entrada de no indígenas durante la pandemia
Brasil de Fato reunió evidencia de que Nemus puede estar siendo favorecida por la Funai de Jair Bolsonaro. Representantes de la empresa utilizaron un supuesto respaldo de la dirección del organismo gubernamental indigenista en Brasilia para presionar a sus unidades locales, al margen de los registros oficiales. El objetivo era acelerar la entrada de empleados y habilitar actividades económicas dentro de la TI.
La Funai permitió a los empleados de Nemus desobedecer los protocolos sanitarios establecidos por el propio organismo indigenista durante la pandemia del coronavirus. "Vinieron en el momento más fuerte de la pandemia. Entraron sin el permiso de nadie durante la pandemia", informó Melquisedeque Apurinã.
El 17 de marzo de este año, un equipo de la empresa fue autorizado a ingresar a la Tierra Indígena por la Asesoría de Seguimiento de Estudios e Investigaciones (AAEP), vinculada a la presidencia de la Funai y, en ese momento, encabezada por el delegado de la Policía Federal Alexandre Rocha dos Santos.
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El permiso violó la ordenanza 419/2020, firmada por el presidente de la Funai, Marcelo Xavier. La norma impedía el ingreso de personas no indígenas a las comunidades durante la pandemia. Las excepciones a la normativa solo podrían ser concedidas por las Coordinaciones Regionales de la Funai.
La Coordinación Regional Médio Purus, responsable de la protección de los territorios apurinã, se pronunció oficialmente en contra de la entrada de los empleados de Nemus. Semanas antes, esta unidad de la Funai ya había notificado a la empresa por no cumplir con la ordenanza. Aun así, fue desobedecida por la AAEP.
Si bien ignoró los protocolos sanitarios en favor de Nemus, el jefe de la AAEP utilizó la ordenanza 419/2020 para impedir que la Fundación Fiocruz brindara atención médica en la TI Yanomami, que sufría brotes de desnutrición, malaria y falta de medicamentos. En septiembre del año pasado, el delegado Santos afirmó que la entrada de los médicos ofrecería "riesgos de contaminación a las comunidades tradicionales".
Un siglo sin derechos a la tierra
La presencia de los apurinã en la TI Baixo Seruiní/Baixo Tumiã ha sido ignorada deliberadamente por el gobierno brasileño durante al menos un siglo. El abandono comenzó con la aculturación de indígenas a principios del siglo XX por parte del Servicio de Protección a los Indios (SPI).
En 1975, la Funai autorizó la compra de la cuna de los apurinã por la empresa Madeireira Nacional SA, conocida como Manasa. El acta firmada por el organismo indigenista brasileño da fe de que "no se tiene conocimiento de la existencia de asentamientos indígenas en el área de la peticionaria [Manasa], y no existe, en consecuencia, restricción para oponerse al uso pleno de la referida área por la interesada".
La documentación permitió a Manasa recaudar fondos y exenciones de impuestos de la Sudam (Superintendencia para el Desarrollo de la Amazonía). Pasaron décadas y Manasa puso a las comunidades a trabajar extrayendo nueces de Brasil y madera.
Con los tiempos de Manasa guardados en la memoria, los líderes apurinã más experimentados están tratando de advertir a la comunidad sobre los peligros de ceder la autonomía del territorio. En un registro de video al que tuvo acceso Brasil de Fato, de diciembre de 2021, los líderes reunidos debaten qué hacer ante la llegada de Nemus.
"Ellos [Nemus] no trabajan solo de siete a once en punto, no. 'Laburan' todo el día. No lo soportaremos. Y estos hijos y nietos nuestros que están naciendo aquí trabajarán subordinados. Para ganar muy poquito. Y entonces se acabarán nuestras costumbres. Hay pocas personas que soportarán trabajar [para Nemus]".
El discurso cargado de preocupación es de un líder apurinã y fue dirigido a miembros de las comunidades indígenas del Baixo Seruiní. Uno de ellos se llama Penedo y aún hoy es conocido como "Manasa", acrónimo de Madeireira Nacional SA, la empresa favorecida por el régimen militar para explotar las riquezas naturales de los originarios.
El líder continúa su discurso, en un intento de alertar a los familiares. "Es tal cual el trabajo esclavo. La comida que van a llevar, la van a comer bajo el sol. Si no saben lo que están haciendo, esto es lo que pasará. Cuando les decía 'la finca está rodeada', les estaba despertando".
Ganancias a la vista
Los NFT vendidos por Nemus están vinculados a la fauna y a la flora de la TI Baixo Seruiní/Baixo Tumiã. Los activos digitales se venden en línea en monedas virtuales. La estrategia de Nemus se centra en el mercado extranjero, donde los NFT han estado batiendo récords de apreciación, aprovechando una nueva etapa de financiarización digital del mercado de inversión y la especulación financiera.
Nemus presenta la creación de los NFT en tierras apurinã como una iniciativa de los mismos indígenas. En un video institucional con la participación de indígenas, la empresa escribe: "Para llamar la atención sobre la cosa menos fungible del planeta, los nativos de la selva han convertido la tierra misma en un NFT".
Flávio de Meira Penna, fundador de Nemus, dio una explicación diferente durante una entrevista con el programa Capital & Mercado, de la señal brasileña TV Band. "La idea del NFT surgió a principios del año pasado en una conversación con mis hijos", le dijo al presentador.
Penna dice que escuchó de su hijo, un operador de criptomonedas, sobre la moneda digital Doge Coin, que había superado los 50 mil millones de dólares.
La apreciación impresionó al empresario: "Le dije 'no, espera un minuto. ¿Y si creamos algo similar para proteger la Amazonía?' (...) Y fue entonces cuando empezamos a juntar las piezas y surgió la idea de hacer un NFT para la Amazonía".
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A TV Band, Flávio explicó que la iniciativa no busca producir ganancias o dividendos. Las ganancias serán, según el empresario, revertidas a iniciativas de conservación. "Una parte se distribuye a la comunidad aledaña, valorizándola, y la otra parte se premia a los propietarios de los NFT", dijo.
Pero si el objetivo es apoyar iniciativas de desarrollo sostenible, ¿por qué es necesario comprar terrenos? La respuesta puede haberla dado el propio Flávio durante la entrevista. El empresario dijo que la mayoría de los NFT se basan únicamente en propiedades digitales.
"En el caso del NFT de Nemus, en realidad tenemos terrenos. Entonces, obviamente, tiene el respaldo de un activo real que tiene una apreciación muy alta. No es que vayamos a vender ese terreno, pero se tiene el respaldo financiero", reveló.
A sus 65 años, el dueño de Nemus nació en Nueva York y se define como un "emprendedor" y "conservacionista" de la naturaleza. Su curriculum, disponible en internet, registra inversiones y cargos directivos en empresas millonarias en las áreas de tecnologías de la información, bancos, start-ups y, más recientemente, iniciativas empresariales en el sector de la madera.
Edición: Thalita Pires e Flávia Chacon