Más de 25 mil personas quedaron sin hogar, 133 murieron, y miles de casas se inundaron o se deslizaron cuesta abajo. Estas fueron algunas de las tristes consecuencias de las tormentas que cayeron en parte del nordeste brasileño, especialmente en el estado de Pernambuco, entre finales de mayo y principios de junio y que están recogidas en un estudio de la World Weather Attribution (WWA), divulgado este martes 5.
La iniciativa reúne a científicos de Brasil, Reino Unido, Países Bajos, Francia y Estados Unidos que, en esta etapa brasileña, se basaron en estos recientes eventos extremos, desde sus primeras señales meteorológicas hasta sus consecuencias finales. El objetivo fue evaluar la influencia del calentamiento global de 1,2ºC en la ocurrencia e intensidad de esta catástrofe natural.
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Con base en datos relacionados con el período entre 7 y 15 días de lluvia más severa, el grupo proyectó que la intervención humana aumentó de manera considerable las probabilidades de que eventos como este vuelvan a ocurrir en el futuro. Según el investigador Lincoln Alves, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), en Brasil, el estudio demuestra que hay cada vez más probabilidad de que eventos extremos como este se vuelvan más intensos en el futuro.
"Cuando analizamos la variabilidad natural del clima, teniendo en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero y la deforestación, pudimos cuantificar y decir que este evento, a pesar de ser poco frecuente, tenía la posibilidad de ser alrededor de un 20% más intenso con el cambio climático", explicó.
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Otras regiones sufren por el exceso de precipitaciones en julio
El recorte geográfico realizado por los investigadores incluye tres estados de la región nordeste del país, Pernambuco, Alagoas y Rio Grande do Norte, pero no recoge datos relacionados con los desastres que ocurrieron en esas unidades federativas en los primeros días de julio.
Solo en los primeros cinco días de este mes, más de 12 mil personas quedaron sin hogar y unas 52 mil fueron desplazadas. Las ciudades de la Zona da Mata Sul y de Agreste, subregiones cercanas a la costa nordeste de Brasil, mostraron los peores indicadores, según datos proporcionados por los gobiernos de los estados.
Además de ser el invierno la estación más lluviosa en la costa nordeste brasileña, otras características socioeconómicas y geomorfológicas ayudan a explicar la ocurrencia de picos de lluvia como los observados los días 27 y 28 de mayo. En poco menos de 24 horas, partes de Pernambuco registraron el 70% del volumen de lluvia esperado para todo el mes.
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Este relato también incluye algunos problemas históricos de urbanización desordenada, como la ocupación de riberas y laderas, además de los altos niveles de pobreza y marginación de las poblaciones más vulnerables. Así lo señaló Alexandre Köberle, investigador del Instituto Grantham de la Universidad Imperial de Londres.
"Factores como la expansión urbana en zonas con riesgo de derrumbes e inundaciones es uno de los factores que amplifican los impactos de las lluvias e inundaciones. Las construcciones que no necesariamente están hechas con estándares de seguridad y el problema del drenaje también son recurrentes en ciertas regiones", subrayó Köberle.
La prevención es uno de los retos del futuro
Otra participante de la investigación de la WWA, la meteoróloga Edvânia Pereira dos Santos, de la Agencia Pernambucana de Agua y Clima (APAC), destaca los esfuerzos realizados por la Defensa Civil para alertar a la población ante los hechos de mayo y junio. Según ella, APAC avisó a los organismos competentes sobre el pronóstico de lluvia con tres meses de antelación.
"A partir de ahí, se tomaron decisiones desde la Defensa Civil, buscando más acciones de respuesta, a pesar de que finalmente no fueron tan eficientes porque el evento resultó más grande de lo que esperábamos", relató.
Edvânia cree en el potencial de las redes sociales para ayudar a establecer una comunicación más eficiente y ágil con la población. "Debido al evento extremo, conseguimos alrededor de 50 mil seguidores en Instagram, que es una herramienta muy accesible para la población más vulnerable, con menos educación, y que vive en lugares de más riesgo", argumentó la científica, que se queja de las barreras culturales que aún existen sobre el tema.
Anticipar eventos meteorológicos es algo que ya se hace con cierta precisión, según Köberle, pero aún es necesario crear o reforzar sistemas de alerta temprana para situaciones de emergencia. "Esto es fundamental para una evacuación, por ejemplo, de las poblaciones más vulnerables, lo que podría reducir los peores impactos, como pérdida de vidas y heridos graves", explicó.
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El urbanista Luiz Firmino, investigador del Centro de Estudios en Regulación e Infraestructura de la Fundación Getúlio Vargas (FGV-CERI), en Brasil, menciona también la instalación de sirenas en áreas de laderas, donde los tiempos de reacción suelen ser muy cortos. Asimismo, Firmino defiende adaptaciones a gran escala, como la construcción de presas para contener las inundaciones.
"Los diques pueden retener el agua antes de que llegue a los asentamientos, y luego puede ser liberada poco a poco cuando cesa la lluvia", ejemplificó. El investigador también señaló que la falta de planificación, sumada a la falta de opciones habitacionales más seguras, son factores muy característicos de las zonas de riesgo.
La desigualdad intensifica los impactos provocados por las lluvias
Más allá de la prevención o las medidas para contener los impactos, lo cierto es que las lluvias llegan para evidenciar la ausencia de derechos a la vivienda digna, al saneamiento básico, a la vida y tantos otros. Brasil de Fato Pernambuco conversó con el geógrafo y profesor de la Universidad Federal de Pernambuco, Fabrízio Listo, para entender el origen del problema de las ciudades y las lluvias y conocer qué soluciones debe proponer el gobierno.
El profesor afirmó que las lluvias son parte de la dinámica cíclica normal de la naturaleza. "Las lluvias en ambientes tropicales son impulsos climáticos que saturan el suelo y generan derrumbes. Para que el derrumbe se convierta en un desastre, significa que hubo una mala gestión del riesgo, falta de control e inspección y falta de políticas públicas que prioricen a la población que está en las laderas", agregó Listo.
Otro punto muy recurrente en este tipo de desastres es retomar los debates sobre el planeamiento urbano. Sobre este tema, el geógrafo agregó: "Yo no diría que no hay planeamiento. Sí, lo hay, pero son [propuestas] excluyentes. Hay áreas que se benefician mucho de las estructuras y áreas olvidadas. Y, en este contexto de injusticia territorial, tenemos a poblaciones vulnerables con familias de menor poder adquisitivo acumulándose en las laderas. Entonces cuando urbanizamos esas áreas, también es necesario poner servicios e infraestructura para que esta población también pueda tener una vida mejor y para reducir este contraste de racismo ambiental".
Las amenazas a la legislación ambiental pueden agravar el escenario
Algunos proyectos de ley en el Congreso brasileño buscan hacer nuevos cambios al Código Forestal para flexibilizar las normas ambientales. Firmino cita como ejemplo la Ley 14.285/21, que otorga a los municipios la facultad de regular las franjas de restricción a lo largo de ríos, arroyos, lagos y lagunas en sus límites urbanos.
"No es de extrañar que, desde 1965, el Código Forestal menciona que hay que existir un área de protección de X metros en cada margen precisamente porque el río se sale de su cauce. No se trata solo de proteger el bosque de ribera y evitar la sedimentación del río, sino que el río se sale de su cauce si hay una lluvia muy fuerte", comentó Firmino.
La oposición al gobierno en el Parlamento sigue tratando de impedir el avance de nuevos proyectos que integran el llamado "Paquete de Destrucción", compuesto por proyectos de ley que pueden liberar una mayor explotación de recursos y la destrucción de territorios indígenas y áreas de protección ambiental. Son factores que ayudarían a intensificar las emisiones de gases de efecto invernadero en Brasil, contrariando las recomendaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
A la par, una parte de los diputados también planteó una serie de proyectos para ayudar a las familias que fueron víctimas de las tormentas en el nordeste. Los proyectos más destacados son los presentados por los diputados Mário Heringer (Partido Democrático Laborista - Minas Gerais), que obligaría al gobierno a apoyar y distribuir donaciones en una situación de calamidad, y Danilo Coelho (Partido Ciudadanía - Pernambuco), que otorga ayuda de 10 mil reales (aprox. 2 mil dólares) para la reconstrucción de las viviendas destruidas por las tormentas.
Una comisión externa de la Cámara de Diputados también movilizó a representantes de Pernambuco para monitorear la situación de las comunidades afectadas en el estado. Bajo la coordinación de Marília Arraes (Partido Solidariedade), parlamentarios se reunieron este martes 5 con vecinos de algunas de las regiones más afectadas para escuchar sus demandas.
Edición: Flávia Chacon
