Miércoles, 23 de octubre. La pancarta colgada en la Vigilia Lula Libre, a pocos metros de la sede de la Policía Federal en el municipio de Curitiba (Paraná), señala: 564 días de resistencia. 564 días de la prisión política del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, en el marco de un proceso que afirma ser “mentiroso”, protagonizado por el entonces juez Sergio Moro y el fiscal Deltan Dallagnol.
El equipo periodístico de Brasil de Fato solicitó una entrevista al exmandatario hace poco más de seis meses. Después de la autorización de la jueza Carolina Lebbos, que reemplazó a Moro y reiteró su decisión, Lula decide con cuáles medios quiere hablar. Para ingresar en el edificio de la Policía Federal -- que irónicamente fue construido e inaugurado durante el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) -- se necesita registros, inspección de equipos audiovisuales y puntualidad. Lula está detenido en una celda individual, donde mantiene una rutina de ejercicios y lecturas.
La cita con el ex mandatario duró dos horas y tuvo lugar el mismo día que la Corte Suprema reanudaba el juicio que decidirá la legalidad de la prisión tras una condena en segunda instancia. El resultado de la sesión determinará el futuro de Lula y de otros 5 mil presos en Brasil. Para el ex mandatario, el papel de los magistrados es hacer cumplir la Constitución: “Por eso es que estoy tranquilo con la votación en la Corte Suprema. Lo que ellos están votando no corresponde a mí, sino al cumplimiento de la Constitución brasileña”, afirma Lula al comienzo de la entrevista.
Después de introducir el tema, el líder del Partido de los Trabajadores habló sobre reforma agraria, el desmantelamiento de las políticas públicas, pensiones, soberanía, los retos de la izquierda brasileña, su vida personal y libros.
A continuación la entrevista:
Brasil de Fato: Usted afirmó varias veces que no renunciará a su dignidad y que quiere comprobar su inocencia. Esta es una decisión diaria, en todas sus acciones. Podemos imaginar que hay mucha presión alrededor del tema de su libertad. ¿Qué pesa en la balanza? Hay un Lula que es político, un hombre, un sujeto de la política brasileña, pero que tiene que tomar decisiones diariamente y calcularlas. ¿Cuáles son los sacrificios que usted hace diariamente para tomar esa decisión?
Luiz Inácio Lula da Silva: Mi madre era analfabeta. Murió sin saber escribir una “o”. Mi padre murió analfabeto. Pero una cosa que yo aprendí de ellos es la integridad. Honor, carácter, autoestima, son cosas que están en nuestra sangre. No nací para bajar la cabeza. Soy consciente de la mentira que contaron, del daño que Dallagnol hizo al país con su presentación en power point, de las mentiras que Moro contó en su sentencia. Un juez que enjuicia a un ciudadano por crimen indeterminado, porque tiene que condenarlo, porque el momento político exigió mi condena.
Entonces como soy consciente de que mintieron para la sociedad brasileña, una mentira pactada un acuerdo entre Moro y la prensa brasileña. Porque cuando se lee un artículo suyo de 2004, denominado Manipulate, que habla sobre la operación Manos Limpias en Italia, él entrega a los medios el papel de condenar a las personas. Es decir, si un ciudadano es sospechoso y los medios deciden que es culpable incluso antes del juicio, cuando llegue el momento de emitir la sentencia, será condenado.
Y decidí enfrentarlo. Lo decidí por mi nombre, por mi relación con la sociedad brasileña. No podía permitir más de 200 horas de Jornal Nacional [principal noticiero de la Red Globo], más de 150 portadas de revista en mi contra, más de miles de primeras páginas de diarios en mi contra, no podía permitir poner fin a mi vida política, a mi relación con la sociedad, ser llamado ladrón por ladrones.
Decidí reaccionar. Ya lo dije otras veces, podría no estar en Brasil, podría estar en una embajada, pero decidí estar aquí porque no iba a probar mi inocencia si no estuviera aquí. Acá, peleando, con la cabeza en alto. Vea, estoy acá hablando con usted, ahora vea la cara de Moro en sus entrevistas. Él sabe que es un mentiroso. No tiene el coraje de mirar a la cara de las personas. Vea a Dallagnol que en realidad armó una pandilla con esa fuerza tarea. Quería hacerse rico. Quería utilizar el dinero de Petrobras para crear un instituto ¿para hacer qué?
A eso me opuse. Y fue contra eso que decidí venir a Curitiba porque acá voy a probar mi inocencia. Estaré detenido por un año, o dos, no hay problema. Soy paciente. Pero aprendí a caminar con la cabeza en alto, no voy a bajar la cabeza. Soy igual a todos los brasileños. Si cometí un error, lo pagaré. Todos los que cometen errores tienen que pagar.
Por eso es que estoy tranquilo con la votación en la Corte Suprema. Lo que ellos están votando no corresponde a mí, sino al cumplimiento de la Constitución brasileña, que dice que la persona solo podrá ir a la cárcel después de ir a juicio en todas las instancias. Pero como se trataba de mi juicio, iba a haber elecciones y yo podría ganar las elecciones, hicieron algo excepcional: juzgar rápidamente. Porque no son solo Moro y Dallagnol o el comisario responsable por la investigación, los fiscales del TRF4, en Porto Alegre, también mintieron. Ni leyeron el proceso y votaron por mi condena.
¿Parece razonable aceptar que alguien diga “No, el presidente ya cumplió un año y medio en la cárcel, tiene derecho a conmutación de pena”? No. Conmutación de la pena es algo para ladrones, para culpables. Yo quiero mi inocencia. Quiero que el STF analice mi sentencia. Así es el juego, así voy a jugar. Yo no sé qué pasará pero esas personas tienen que saber que en Brasil todavía hay gente de buen carácter. Tienen que saber que ninguno de ellos es más honesto que yo. Tienen que saber que eso empezó en 1969, cuando tenía 24 años, son 50 años de vida política. Nunca hubo un proceso en mi contra. No puedo permitir ahora que un grupo de chicos mesiánicos, con intereses políticos electorales, con intereses ideológicos, manchen mi nombre.
Brasil de Fato: En relación a la Corte Suprema, sabemos que los medios hegemónicos discuten el tema [de la legalidad de la prisión en segunda instancia] en torno a su caso. Pero debatir la prisión en segunda instancia podría afectar a 5 mil presos en Brasil, además de cambiar la lógica del Poder Judicial. ¿Usted cree que los ministros del STF discuten este tema pensando en los impactos que puede tener en su caso o realmente pensando en los impactos de la decisión para toda la población brasileña y el propio funcionamiento del Poder Judicial?
Luiz Inácio Lula da Silva: La única cosa que espero es que ellos voten según sus propias conciencias y según el cumplimiento de la Constitución. En realidad, el único compromiso que deberían tener es con la verdad, con la Constitución. Evidentemente sigo los medios diariamente y veo la presión de la Red Globo. Sé que incluso han dicho que [tras la decisión de la Corte Suprema] centenas de miles de presos serán liberados, que ahora “van a cenar con bandidos en restaurantes”, intentando inhibir los votos. Creo que la Corte Suprema no se debe dejar influenciar por lo que la opinión pública dice que quiere o no. Porque si les interesan trabajar según la opinión pública, tienen que postularse como candidatos a algo. ¿O vamos a hacer elecciones directas para el gabinete de la Corte Suprema? ¿Elecciones directas para elegir a los magistrados? No funciona así. Ellos tienen una función sublime. Tienen cargos vitalicios y mucha responsabilidad. Después del voto de la Corte Suprema, ya no hay a quién apelar, entonces tienen que, efectivamente, con mucha serenidad, cumplir lo que dice la Constitución.
Si cumplen lo que dice la Constitución, Brasil les agradecerá. Siempre espero con mucha, mucha tranquilidad. Sé que las personas que están al otro lado no quieren mi libertad. He dicho a algunas personas que uno de mis deseos es convocar un acto público en frente a la sede de la Red Globo. Por placer. Para exponer todas las mentiras que ha contado sobre mi caso estos últimos años. Pasar un día entero allí hablando, hacer una cronología de las mentiras que contaron sobre mí. Ahora, no saldré de aquí con rabia, odio, porque si no, me muero. Quiero salir de aquí con la cabeza sana. Quiero restaurar la verdad en este país.
Brasil de Fato: Usted siempre dice que es importante creer en la justicia, importante para nuestra democracia. Pero ¿se puede creer que la justicia demostrará su inocencia y lo liberará cuando fue esta justicia la que lo detuvo -- una prisión política -- por una decisión del Poder Judicial representado por Moro y Dallagnol. ¿Cómo se puede esperar que esta justicia lo libere?
Luiz Inácio Lula da Silva: No fue la justicia que me puso aquí. La Justicia es más amplia. Quienes me pusieron aquí fueron Sergio Moro y tres jueces del TRF4 [Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región] que ni siquiera han leído mi proceso. Si hubieran leído, sabrían que Moro mintió. Sabrían que Dallagnol mintió. Entonces creo que la Justicia es muy heterogénea, tiene muchas personas, y creo que leerán la Constitución y harán cumplirla. Si no lo hacen, seguiré batallando. No voy a renunciar a la verdad.
Sé lo que pasé en mi vida para llegar donde llegué, siempre respeté a toda la gente, y seguiré mi batalla. Es una batalla difícil, pero voy lucharla. La única cosa que sé es que no me desanimaré. Y seguiré diciendo que creo que en la justicia porque, vea: imagínese que yo, expresidente de la República, voy a decir “no creo en la Justicia”. Si yo digo que no creo en la justicia, voy a tener que decir otra cosa. Tendré que decir al pueblo: vea, vamos a hacer justicia por mano propia. No es así. Creo que el Poder Judicial tiene un papel muy importante en este país, hacer cumplir las leyes, con juicios basados en la verdad, en pruebas, investigación. No basados en criterios políticos, con prejuicio de clase.
Sé que todavía no tenemos un juez de la Corte Suprema que haya sido alumno del PROUNI [política de acción afirmativa implementada por la administración de Lula que brinda becas a estudiantes de bajos ingresos para estudiar en instituciones privadas de educación superior], pero un día lo tendremos. Por ello voy a batallar.
Brasil de Fato: Usted siempre habla sobre cómo la Red Globo ha jugado un papel importante en el golpe y su encarcelamiento. Usted habla sobre el tema de las noticias falsas y vemos cómo la TV Record se ha alineado cada vez más políticamente con el gobierno de Jair Bolsonaro. Y tienen mucho dinero. ¿Cómo puede la izquierda luchar contra los medios burgueses, el fenómeno de las noticias falsas, teniendo en cuenta una autocrítica porque no se reglamentó a los medios en su gobierno?
Luiz Inácio Lula da Silva: Hago una autocrítica porque es necesario pero, en realidad, para reglamentar los medios habría que tener en cuenta la correlación de fuerzas en el Congreso Nacional y si lo hace, sabrá que el escenario parlamentario es muy negativo para la sociedad brasileña. Ahora han aprobado la reforma de las Pensiones contra el pueblo. Y fue el pueblo quien votó por ellos. Cuando se considera que los compañeros del Movimiento Sin Tierra, que tienen un trabajo extraordinario en este país, solo tienen dos diputados federales mientras la bancada ruralista tiene más de 200...Cuando se considera que solo hay dos diputados metalúrgicos y el empresariado tiene 300 o 400...Usted piensa: bueno, ¿cómo se puede aprobar algo en beneficio de la sociedad si los que están allí están en su contra? No sé si usted sabe, pero en 1978 pensé en crear el Partido de los Trabajadores después de visitar el Congreso Nacional y descubrir que no había trabajadores allí. Y pensé: “Soy un idiota, pienso que las leyes me van a beneficiar pero no hay un trabajador aquí”. Porque los candidatos no escriben en el boletín de la campaña que son terratenientes, escriben que son médicos, abogados, contadores, profesionales liberales, pero no que son terratenientes porque tienen miedo de que el pueblo no vote por ellos. Para hacer las cosas que soñamos necesitamos un gobierno comprometido y una correlación de fuerzas favorable en el Congreso Nacional. Cuando fue electo, en 2002, contaba con 91 diputados de 513. Serían necesarios 257 para una simple votación. En el Senado, contaba con 14 de 81.Uno no puede hacer lo que quiere, lo que desea, si no tiene fuerza en el Congreso Nacional.
Entonces es importante que el movimiento comience a pensar en hacer luchas menos economicistas y más políticas. O politizamos la sociedad para que sepa por quién votar en la época de las elecciones o habrá siempre una zorra cuidando el gallinero. El resultado es la vuelta de la pobreza, del hambre, del desempleo. El resultado es la desmoralización de Brasil en el exterior. Brasil se convirtió en un chiste.
Por un lado tenemos a Bolsonaro diciendo tonterías y de otro Paulo Guedes [ministro de Economía] vendiendo el país. Y nosotros estamos en una lucha economicista sin fin. Pero pienso que la lucha ahora es eminentemente política. No tienen el derecho de vender Brasil. No tienen el derecho de vender la Petrobras, la Eletrobras, las cosas que están vendiendo a precio de huevo.
El petróleo que hemos descubierto a través del Pre sal sería el futuro del país. Y lo están entregando a precio de huevo. Esta tiene que ser nuestra lucha. Contra el desmantelamiento del país. Después de que el señor Guedes venda todo, se irá a vivir en Nueva York, Paris y el pueblo brasileño lo pasará fatal. Siempre ha sido así en la historia de Brasil. Por eso es que hablo mucho sobre la soberanía nacional. La soberanía nacional no es solo defender la Petrobras o el Banco de Brasil, la soberanía nacional es defender al pueblo brasileño. Sólo hay una nación porque hay pueblo. Y lo que brinda calidad a una nación es la calidad de vida del pueblo, la calidad de la educación, alimentación, producción, conocimiento científico y tecnológico. Eso es soberanía. Por ella hay que salir a las calles y batallar.
Brasil de Fato: ¿Por qué piensas eso?
Luiz Inácio Lula da Silva: Veo que mucha gente dice “hay que salir a las calles”. Pero el tipo que lo dice tiene que salir a las calles también. Si no...el pueblo no da cabezadas contra la pared. El pueblo fue masacrado durante años con una enorme cantidad de mentiras y sé la dificultad de cambiar eso. No es algo simple. Exige mucho discurso, transparencia, una narrativa seria por nuestra parte, tenemos que construir una narrativa para luchar contra su narrativa. Para ellos todo es comunismo o el gobierno de Dilma o Lula. Y¿cuál es nuestra narrativa? A veces pienso que tenemos discursos muy diferentes, cada uno defiende una cosa y no hay una narrativa única para que el pueblo se de cuenta de lo que está pasando en Brasil. Decir que Dilma tiene la culpa de la crisis en Brasil es una mentira grave. Cuando veo a Temer conceder entrevistas como si no hubiera pasado nada en este país...incluso reconociendo que hubo un golpe...entonces creo que nuestros compañeros de izquierda y de los movimientos sociales tienen que construir una narrativa. Hay algo que no había hace diez años, que son las redes sociales, que tienen cosas muy negativas, pero es un instrumento que no teníamos. Entonces ¿qué tenemos que hacer? Construir nuestra red social, reunir aquellos que piensan más o menos lo mismo, y construir la unidad en torno de algunos temas. Para que todo mundo sepa lo mismo al mismo tiempo. Pero si cada uno habla de una cosa, construimos una Torre de Babel y no unificamos nuestra lucha.
Vemos diariamente el retroceso que el gobierno de Bolsonaro promueve en diversas áreas. ¿Piensa que será posible revertir este escenario de retroceso? Nos costó mucho garantizar los derechos del pueblo. ¿Será posible reconstruirlos? ¿Qué le parece?
Luiz Inácio Lula da Silva: Vamos a tener en cuenta que en la seguridad social hay que hacer ajustes de vez en cuando en función de los avances de la propia sociedad. No se puede pasar un siglo con el mismo sistema de pensiones, hay que hacer ajustes. Me acuerdo que cuando empecé a trabajar las personas muchas veces se morían antes de jubilarse. Me acuerdo que en aquel tiempo una persona con 60 años era considerada anciana. Hoy las personas viven hasta 75 años. A depender de la profesión, se vivía más. Se puede hacer ajustes, lo que no se puede hacer es poner la culpa en el déficit público. No se puede intentar culpar las pensiones y los jubilados por la cuestión económica.
Ahora bien, los ingresos de la iniciativa privada eran superavitarios hasta 2014. Si uno quiere resolver el problema de las pensiones, tiene que generar empleo. Cuando se genera empleo, se crea un contribuyente. Cuando crea un contribuyente, se incrementa la recaudación. Ha sido así durante nuestro gobierno, cuando creamos más de 20 millones de empleos formales.
Entonces si usted piensa en ajustar las pensiones, hay que discutir con la sociedad. He creado un grupo en que participan todas las centrales sindicales, el gobierno y los empresarios. Vamos a discutir, vamos a analizar qué hay que perfeccionar y qué vamos a hacer. Lo que no se puede hacer es crear una reforma para resolver un déficit que no tiene que ver con la seguridad, para intentar resolver el problema fiscal del gobierno. Sinceramente no sé...no es fácil aprobar una enmienda constitucional en este país. Hoy el Congreso es mucho más conservador que en otros momentos. Pienso que vamos a tener que pensar qué queremos en este país. Sinceramente creo que será una reconstrucción porque están desmantelando todo. Todo lo que fue creado. No hay más consejos, nada de lo que hemos creado está funcionando. Es una destrucción, como si fuera un huracán. ¿Sabe lo que vemos en la tele? Que destruye una parte de California, Miami, Cuba, Jamaica. Un huracán está pasando, destruyendo todo lo que se construyó, en nombre del combate al comunismo. No saben que el Muro de Berlín cayó en 1989. No saben. Hablan cosas sin saber de lo que están hablando.
Vea, Brasil es el único país que tiene un astronauta como ministro de Ciencia y Tecnología. Él entró en un cohete, salió de la atmósfera, sabe que el planeta es redondo. Y su presidente cree que la tierra es plana. Él [el ministro Marcos Pontes] tiene que decir al presidente: “vea, yo estuve allí. Fotografié, aquí está. El mundo es redondo. Bolsonaro, la tierra es redonda. Cuente a su gurú que la tierra no es plana”. Pero no, vivimos esto.
Ayer he visto que el ministro del Medio Ambiente [Ricardo Salles] dijo que el crudo [derramado en las playas del Nordeste del país] es de Venezuela. ¿A quién le importa el origen del crudo, Dios mío? Queremos saber que el crudo ha contaminado las playas. ¿Si fuera de Estados Unidos sería bueno? ¿De Israel? No. El problema del petróleo es que viene de Venezuela. Eso es una estupidez enorme. Y la estamos viendo, ¿no?
Hay que recuperar el espíritu rebelde del pueblo brasileño. Es lo que necesitamos.
Brasil de Fato: Lula, usted habló sobre cómo el tiempo pasa rápido cuando se está en el poder. Lo que vemos en la lógica de la democracia brasileña y sus partidos son acciones casi exclusivamente para la agenda de las elecciones. Muchas veces distantes de las luchas cotidianas del pueblo. Se suma a ese escenario la fuerte narrativa de negación de la política, de criminalización de la política por parte de los medios sobre todo. ¿Usted piensa que el PT está dando respuestas internas y externas a esas cuestiones? ¿Hay un intento o algún debate de reinventarse, reinventar el partido ante el nuevo escenario que se presenta?
Luiz Inácio Lula da Silva: El problema de la cuestión electoral se debe al calendario. Y el calendario ocurre independientemente de lo que se quiera. Hay elecciones cada dos años en este país. Ahora mismo vamos a tener elecciones de alcaldes en casi seis mil municipios y los partidos tienen que preocuparse por ello. Se empiezan a preocupar con las elecciones un año antes, no el día de las votaciones. Pero eso no impide que el movimiento social haga sus luchas específicas, sus luchas políticas todos los santos días. La lucha por la vivienda, salario, tierra y educación es cotidiana. Y el partido político, cuando llegan las elecciones, se prepara. He defendido algunas cosas que... a veces me lamento estar hablando aquí dentro y no afuera para escuchar los “nos” o las señales de concordancia. Pero, vea, las personas dicen lo siguiente: “el PT no está haciendo lo que las personas piensan que debería hacer”. Pero voy a decirles algo con mucha sinceridad y humildad. El PT es el partido político de izquierda más importante en el mundo hoy. No puedo hablar del partido chino o cubano. Pero en el mundo democrático no hay partido como el PT. Ningún partido tiene la base que tiene el PT. No se puede analizar el PT por una reunión de su dirección. Si le interesa conocer al PT, visite los rincones más lejanos del país, en el sertón, en la Amazonía, para saber qué es el verdadero PT. El PT no puede abdicar de escuchar a sus bases.
Brasil de Fato: ¿Qué cree que le impidió llevar a cabo la reforma agraria en su gobierno? ¿Qué tipo de fuerzas impiden que Brasil realice su reforma agraria ya que muchos otros países ya han resuelto este problema, incluso en el siglo XIX? ¿Es un lobby del agronegocio, es la correlación de fuerzas en el Congreso? ¿Qué impide que se haga eso?
Luiz Inácio Lula da Silva: Hay correlaciones de fuerza en el Congreso que impiden hacer muchas cosas. En Brasil hay pagar la tierra que se expropia y a veces sale muy caro. Tuve serios problemas con expropiaciones en Santa Catarina, en Rio Grande do Sul, [que ocurrieron] casi al final de mi gobierno. Estaba muy claro que sería expropiar para atender a pocas personas. Eso lo he discutido mucho con mis compañeros porque a las personas les interesa tener asentamientos en sitios donde las tierras se vuelven cada vez más caras. Ahora, la verdad es que hicimos muchas, muchas cosas. Ciertamente hemos dejado de hacer muchas cosas, pero fueron asentadas cerca de 570 mil familias. Puede haber discrepancias entre los números del gobierno y de los Sin Tierra y de la CONTAG [Confederación Nacional de Trabajadores en la Agricultura], de la CUT, pero estos son los datos oficiales, los datos con los cuales yo trabajaba.
Y no solo la cuestión de la tierra, sino la cuestión de la posibilidad de trabajar la tierra, las condiciones de las personas que trabajan la tierra, el acceso a la tecnología, a financiamiento, a las compras públicas. Porque una cosa es producir y no vender, otra cosa es producir y vender. Otra es tener mercado para vender. Y hemos creado muchas posibilidades. Soy consciente de que no hicimos todo lo que los compañeros querían, pero hicimos más de lo que cualquier otro gobierno ha hecho en la historia de este país. Mantengo una relación de lealtad y compañerismo con todos, porque pienso que el [MST] es el movimiento más serio que hay en Brasil. Y me enorgullece su capacidad productiva, es decir, hoy cuando sabemos la calidad de sus productos, que los Sin Tierra los son productores más grandes de algunos productos orgánicos en Brasil -- y el gobierno debería enorgullecerse de ello, comprar [los productos], crear condiciones, todo el mundo debería comprar.
Entonces me enorgullece y pienso que la lección es que nosotros podremos hacer más y más. Para los sin tierra y para los sin techo, los quilombolas y LGBT. Voy a salir de aquí mucho más abierto, con más ganas de conversar, comprendiendo muchas cosas que no comprendía, con mucha más serenidad. Así me gustaría salir de aquí, para intentar contribuir con las personas.
No soy favorable a ese antagonismo de que solo puede haber agricultura familiar si se acaba con las grandes haciendas. Pienso que Brasil, con su dimensión, necesita los dos. Porque esa gente que habla muchas estupideces, no son terratenientes, son bandidos. Porque el ciudadano que tiene una propiedad de tierra, productiva, el ciudadano que piensa en su país, sabe que puede producir, pero sabe que no es él quien produce el alimento para que el pueblo coma. Lo que produce es solo para exportación. O produce caña o soja o algodón, todo para exportación. Quién produce la gallina de campo que le gusta comer es el pequeño propietario.
El ser humano puede reaccionar emocionalmente, pero el Estado no reacciona emocionalmente. El Estado cuida a las personas. Es eso lo que intentamos transmitir a la sociedad brasileña: el papel del Estado es cuidar a las personas, brindarles cariño. Por ello yo trabajaba con la idea de “corazón de madre”. Yo la utilizo mucho. Si uno quiere aprender a ser democrático, tiene que casarse y tener hijos porque no hay nada más democrático que estar en una comida con 5 hijos peleando por un bife, por el arroz, uno sacando el plato del otro y hay que coordinarlos, salir de la comida sin apuñalar a nadie. Y después está política de concesiones, porque hay que hacer concesiones a su mujer todo el rato o no se puede vivir bien. Ella lo hace por tí, tú lo haces por tus hijos. Entonces eso a mí me gusta tanto que me casaré otra vez, ¿entiende? Para seguir siendo democrático, para poder hacer concesiones.
Brasil de Fato: Usted me va a perdonar si insisto que…presidente [Lula interrumpe]
Luiz Inácio Lula da Silva: Sé que les suena raro, pero tengo motivos de sobra para sentir mucho odio. Pero mi trabajo acá es intentar analizar conmigo mismo, solo, para no ser consumido por el odio. No voy a permitir que el odio me consuma. Voy a salir de aquí más listo, espero poder hablar con ustedes cuando salga de aquí. Ustedes percibirán que estoy más maduro, más consciente. Y no piensen que estoy viejito, no. Tengo mucho más ganas de pelear que cuando tenía 50 años. Estoy más maduro para pelear. Entonces aquellos que piensan que la edad me consumirá que tiren la toalla. Ni la edad ni el odio. Lo que me consumirá es que soy un tipo tranquilo, creo que el amor siempre vence, entonces hay que ponerlo en primer lugar, en todo que hacemos.
Brasil de Fato: Sabemos que crear expectativas puede ser una trampa, pero el tema más evidente hoy es el juicio en la Corte Suprema. ¿Cómo se siente? ¿Siente que esta podría ser su última entrevista desde la cárcel?
Luiz Inácio Lula da Silva: Les voy a decir algo. Ni siquiera dejo que mis abogados me hablen de esto. No me gusta trabajar con expectativas, sobre todo porque estoy encarcelado. Porque si sigues creando expectativas y te frustras, no vas a sobrevivir. Entonces no me dejo llevar por las expectativas. Soy consciente de que los canallas que me pusieron acá saben que soy más inocente que ellos. Soy consciente de que la familia Marinho [propietaria del conglomerado de medios Globo] sabe que todos ellos juntos no son más honestos que yo.
Ahí está mi calma. Ser consciente de que estoy acá porque es lo que ellos quieren. Si estas son las pruebas y tribulaciones que tengo que atravesar, entonces lo haré con tranquilidad.
Por ello no me dejaré llevar por las expectativas. Porque sé lo que me espera. Tendré que viajar por este país, gritar, dar discursos, visitar a los sin tierra, quilombolas, desempleados, recolectores de cangrejos, LGBTs, fábricas, comercios.Tendré que reunirme con muchos empresarios, porque creo que están acobardados. O sea, las personas no saben la importancia de la Petrobras para el desarrollo del país, de los bancos públicos para el desarrollo del país, esto es pura y simplemente cobardía.
Entonces sepan que voy a pelear muchísimo, no saben las ganas que tengo yo de pelear.
Brasil de Fato: Usted habla sobre su deseo de pelear, pero sabemos que en la sociedad hoy el discurso de odio se ha incrementado por toda esa situación, incluso por la crisis económica y social en el país. Es muy difícil hoy día no conocer a alguien que tiene depresión, que está desanimado. La sociedad se ha enfermado y estamos hablando en términos de salud mental. A la vez, usted está aquí en la cárcel, solo, lidiando con la soledad. Sabemos que usted sufrió pérdidas familiares en ese período, otras pérdidas cotidianas, sin embargo se mantiene sano, camina 10 km por día, está bien de salud. ¿Cuál es su fórmula?
Vea, estoy bien. Estoy bien de salud, hace un año y medio que no hago mis exámenes en aquellas máquinas que nos fotografían por dentro. No me interesa saber porque tengo expectativas de salir y hacer mis exámenes. Pero he hecho análisis de sangre, muchos exámenes, y estoy bien en todos los ámbitos. Incluso mi glucosa que a veces cuando estaba ahí fuera era 120, 110, 115, estoy acá en una buena fase. Con 97, 98, 95, está bien. Mi colesterol está bueno, las vitaminas están buenas. ¿Qué siento yo?
A ver, soy un ciudadano que no fue curtido en el odio. Si a alguien le interesa pelear conmigo, que pelee solo, no me interesa pelear. Peleo por cosas serias y mi odio es un odio momentáneo.
¿Qué pienso yo de lo que está pasando en la sociedad brasileña? Creo que se está curtiendo la piel de la sociedad brasileña en un mercado de mentiras como jamás ha sido, debido obviamente a la facilidad del avance tecnológico, internet, redes sociales. Antiguamente, para alguien insultarte tenía que insultarte personalmente, corriendo el riesgo de recibir un puñetazo. Ahora un canalla, desde su habitación, habla mal de ti, de tu madre, de tu padre, su madre, su padre. Habla cualquier tontería sin ningún criterio. Es lo que estamos viendo. ¿Cómo puede un presidente de la República gobernar a través de Twitter? ¿Cómo puede despertarse por la mañana y tuitear sin ninguna responsabilidad, sin rendir cuentas de lo que se habla?
¿El presidente tiene algo que decir? Que convoque la prensa y haga un comunicado oficial al país: voy a hacer tal cosa. Entonces los avances tecnológicos han hecho con que el ser humano no pueda controlar el avance tecnológico. El avance tecnológico lo controla a él. Por lo que veo de las personas, es una enfermedad.
Al mismo tiempo hay ejemplos de amor en la sociedad. Las fortalezas donde aferrarse. Me gustaría aprovechar la ocasión para preguntarle sobre cuál es la importancia de las personas que están ahí afuera desde hace tiempo para demostrar no solo una insurgencia sino también un gran aprecio por usted para su salud mental en su día a día. ¿Cómo afecta la Vigilia Lula Libre a su vida aquí dentro?
Yo escucho a estos compañeros y compañeros todos estos días que estoy acá. Todos los santos días. El “Buen día, Lula”. O “buenas tardes, Lula”. O “buenas noches, Lula”. A veces hay músicas o un cornetín. Sinceramente me faltan palabras. Creo que no hay palabras para agradecer el gesto. No sé si en la historia de la humanidad algún preso ha tenido esta cariñosa distinción.
Ni siquiera los conozco. A veces me envían algo pero cuando salga de aquí lo quiero es esto: darles un fuerte abrazo y un beso a cada uno de ellos.
Anotar sus direcciones, sus números de teléfono, porque forman parte de mi vida. No es común al ser humano esa grandeza que tuvieron. Ya le dije a Gleisi [Hoffmann, presidenta del PT] que hable con ellos, para que vuelvan a sus casas. Creo que hacen muchos sacrificios. Pero a ellos no les gusta escuchar eso. Entonces sinceramente no sé qué hacer porque la gratitud. Es decir, siento gratitud por ellos.
Así es mi mundo.
Brasil de Fato: Para este domingo las personas estarán organizadas en todo el país para realizar una gran fiesta de cumpleaños en diversas partes del territorio nacional. ¿Sabe que habrá torta?
Ya lo sé. Incluso le voy a decir al director, el doctor Luciano, lo siguiente: él podría venir aquí, a la hora del cumpleaños, salimos de aquí, voy a soplar las velas, son 74 velas, no tendré aliento para soplar todas. Luego voy allí, acompaño mi fiesta de cumpleaños, tomo un pedazo de la torta y regreso, no hay problema. No sé si será posible. ¿Cuál sería el problema?
Brasil de Fato: Y escuchará las felicitaciones.
Luiz Inácio Lula da Silva: Escucharé. Podré escuchar las felicitaciones. Estoy triste por estar acá, pero contento por tener muchos amigos ahí fuera, muchas personas solidarias. La única cosa que me gustaría es que las personas no permitan que se destruya el país. No hay presidente que sea electo para destruir el país, no hay.
Brasil de Fato: Una última pregunta porque sabemos que sus palabras inspiran a las personas que están ahí afuera organizando su cumpleãnos este domingo. ¿Qué le inspira? Algún libro, película, música…
Cuando llegué aquí, las personas me aconsejaron que escribiera un diario pero a mí no me pareció productivo escribir, yo solo, viviendo solo todos los días. ¿Qué iba a escribir? "Hoy fui al baño, me desperté temprano...". Leí el diario de Mandela desde la cárcel.
Leí la biografía de muchas personas. Importantes biografías. Leí la biografía de Getulio [Vargas], [Carlos] Marighella, Padre Cícero, Gandhi, Roosevelt, leí la Biografía a dos voces de Fidel Castro. He leído mucho sobre la cuestión de la esclavitud, es decir, a mí me interesa mucho leer sobre la esclavitud, estoy aprendiendo por qué Brasil es así, porque todavía hay mucho prejuicio. A mí siempre me gustó la música y recibo muchos pendrives con canciones. A mí me gusta mucho el samba, escucho a Chico [Buarque], Caetano [Veloso], escucho aquellas canciones, ¿cómo se llaman?, cantos gregorianos. A veces me duermo escuchando los cantos gregorianos. Así es. Recibo mucha cosa.
Como no hay mucho que hacer, me siento a leer, o me siento a escuchar a las personas hablando, o discuto sólo con las personas, discrepo con las personas. A veces me enojo con las personas que hablan estupideces sobre mi. Y no puedo estar allí para decir “No es así, cabrón”, sabe? Y así voy viviendo. Me acuesto alrededor de la medianoche, una de la madrugada. Me despierto todos los días a las seis y media de la mañana, preparo un café, un café muy, muy bueno. Creo que nadie hace un café mejor que yo. Quiero que sepan que esa historia de que me voy a casar es verdad. En realidad encontré una alma gemela que me está ayudando a vencer barreras. Entonces les digo algo que aprendí, no permitiré que la soledad se apodere de mí, no permitiré que el odio se apodere de mí, no me desanimaré. No conozco la palabra depresión. Si ya he tenido, no lo sé.
Entonces creo que no tendré depresión, no tendré depresión. Tengo la certeza [de que no tendré]. Les puedo decir que digan a las personas ahí afuera que voy a salir de aquí más luchador que antes. Físicamente estoy bien, por supuesto que la naturaleza es implacable, pero como he decidido vivir hasta 120 años, que la muerte no me encuentre, que no hay espacio para ella. Todavía tengo muchas cosas que hacer.
Estoy así en este momento de mi vida. Entonces por supuesto que, si se me pregunta, tengo ganas de salir de aquí, sueño en salir de aquí, decidir dónde voy a vivir. Cuando dejé la presidencia, tenía ganas de vivir en Nordeste, tenía ganas de volver a Pernambuco, tenía ganas de vivir no cerca de la playa, pero en algún sitio desde donde yo pudiera ir a la playa. Pensaba en irme a Bahia, a Rio Grande do Norte, pero Marisa no tenía ganas de irse porque nació en São Bernardo, su mundo estaba en São Bernardo. Pero no tengo más nada que hacer en São Bernardo. Cuando salga de aquí, quiero... No sé a dónde irme pero pienso en irme a otro sitio. Quiero vivir. Espero que el PT me utilice, la CUT me utilice, los sin tierra me utilicen, los LGBT, quilombolas, espero que las mujeres me utilicen, toda la gente, para hacerme sentirme útil en mi paso por la Tierra.
Bueno, eso es todo. Saldré de aquí tranquilo. No voy a decir que cumplí mi misión, pero saldré tranquilo, como un ciudadano consciente de su papel en la historia.
Quiero que ustedes le digan a toda la gente que me encuentro bien, que estoy dispuesto a pelear. Tengo conciencia de que Sergio Moro no duerme con la conciencia tranquila como yo me duermo. Tengo conciencia de que Dallagnol tiene que tomar pastillas para dormir, quizás pastillas con receta, porque sabe que es un mentiroso, sabe que ha sido un canalla en mi proceso.
Entonces estoy aquí para furia de ellos. Porque les da rabia saber que estoy bien. Entonces muchas gracias. Quiero que ustedes le transmitan un saludo a toda la gente. Cuando salga de aquí, ojalá hagamos una buena entrevista, y un churrasco.
Un abrazo a todos.
Edición: Camila Maciel, Daniel Giovanaz y Vivian Fernandes | Traducción: Luiza Mançano