A propósito de cumplir este 7 de abril un año de prisión en la cárcel de Curitiba, y en medio de la Jornada Mundial Lula Libre que comenzó desde el pasado viernes en Brasil y otros países. El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva envió una carta a su pueblo, a “sus incansables compañeras y compañeros de lucha”.
En la misiva, Lula no sólo denuncia que sus demandantes “jamás presentaron una sola prueba contra mí”, sino que además se encuentra en calidad de preso político, exiliado dentro de su propio país. Y que está “separado del pueblo brasileño, de mis familiares y de los amigos más queridos” con prohibición de “dar entrevistas, hablar y ser oído”. Así lo publicó este domingo la multiestatal de noticias Telesur.
Lula se refirió también a la única salida que ha tenido en estos 12 meses de reclusión, cuando a principios de marzo se le permitió asistir al funeral de su pequeño nieto de 7 años, Arthur.
“Brasil entero fue sorprendido por el inmenso e innecesario aparato represivo montado contra mí. Helicópteros, militares portando armamento pesado, todo para impedirme que incluso me acercara a aquellas personas solidarias con el dolor de un abuelo”, escribió.
En el texto, Lula también dedicó sentidas palabras a las personas que participan día a día de la Vigilia Lula Libre que lo acompaña desde las afueras del recinto en el que se encuentra.
A continuación, la carta completa.
Mis amigos y mis amigas, incansables compañeras y compañeros de lucha.
Hace exactamente un año, estoy preso por el crimen de dedicar una vida entera a la construcción de un Brasil más justo, desarrollado y soberano. Impidieron mi candidatura a la presidencia para que yo no subiera otra vez la rampa del Palacio del Planalto, empujado por los brazos de cada uno y cada una de ustedes, para que juntos revirtiéramos el desmantelamiento del Estado brasileño promovido por mis verdugos.
Desde hace exactamente un año, estoy aislado en la celda de una prisión en Curitiba. Jamás presentaron una sola prueba contra mí. Soy preso político, exiliado dentro de mi propio país. Separado del pueblo brasileño, de mis familiares y de los amigos más queridos. Con prohibición de dar entrevistas, impedido de hablar y de ser oído.
Pensaban que la imposición de ese largo silencio callaría para siempre mi voz, porque no han podido callarla ni la podrán callar, porque somos millones de voces.
En la despedida de mi nieto Arthur, Brasil entero fue sorprendido por el inmenso e innecesario aparato represivo montado contra mí. Carros policiales, helicópteros, militares portando armamento pesado. Todo para impedir que yo incluso me acercara a aquellas personas solidarias con el dolor de un abuelo.
En ese instante, comprendí que su miedo no es Lula. Ellos tienen miedo de los millones de Lulas, porque ellos saben de lo que somos capaces cuando nos unimos para transformar este país.
Estamos vivos y fuertes. Juntos vamos a revertir cada retroceso, cada paso atrás en la dura caminata hacia el Brasil que soñamos y que probamos ser posible construir. Venceremos.
¡Un abrazo, y hasta la victoria!
Luiz Inácio Lula da Silva
Edición: Partido de los Trabajadores (PT) | Traducción: Venezolana de Televisión