“Yo vi ese que terminó con las manos cortadas, lo vi en el piso y un grupo encima de él, dándole golpes. Yo recibí un tiro, me caí y después me levanté, caí de nuevo y vi que él estaba siendo agredido. Trate de ayudar, pero fue en vano, no conseguí”. Es lo que recuerda Kun’Tum Gamela, 43 años, uno de los indígenas heridos durante la masacre que ocurrió el domingo (30), en el poblado de Bahias, en la ciudad de Viana, distante 214 quilómetros de São Luís, la capital de Maranhão, en la región noreste de Brasil.
El indígena al que Kun’Tum se refiere es Aldelir de Jesús Ribeiro, cuyas dos manos fueron cortadas a la altura del pulso a golpes de machete durante el ataque de hacenderos y pistoleros a un grupo de indígenas de la etnia Gamela. Además de él, durante la agresión, cortaron la mano derecha de José de Ribamar.
Según el líder indígena, ex-cura y ex-coordinador de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), el grupo de indígenas había desistido de retomar un área tradicional, cuando percibieron que los hacendados estaban armados. Kun'Tum recuerda que mientras salían del área fueron atacados: "el grupo que estaba coordinando la retirada fue atacado al final".
De acuerdo con Rosemeire de Jesus Diniz Santos, integrante de la coordinación regional del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), por los datos investigados hasta el momento, 13 indígenas fueron heridos durante el ataque, cinco de ellos con heridas graves. De estos, tres continúan internados, uno en estado grave. Es el caso de Ribeiro que recibió tiros de arma de fuego en el tórax.
Terror
Además, cortaron las rodillas de Ribeiro y Ribamar en la parte de las articulaciones, para que no pudieran correr. La coordinadora del CIMI afirma que, durante rueda de prensa en São Luiz, realizada este martes (2), diversas entidades, en apoyo al pueblo ancestral Gamela, analizaron que la violencia contra los indígenas demuestra que los hacendados y los pistoleros los redujeron a animales.
"Ellos [Ribeiro y Ribamar] sufrieron cortes en las rodillas, en las dos rodillas, entonces, la discusión en la rueda [prensa] fue: están reduciendo a los Gamelas como a animales porque es así que ellos derriban bueyes, búfalos en la bajada [marañense] cuando entran en los campos de otros, inmovilizándoles las manos y los pies para impedir que las personas puedan correr, moverse y protegerse, fue de una gravedad terrible".
Ribeiro fue llevado de Viana en estado grave al Hospital Clementino Moura, el Socorrão II, en São Luís, y continua siendo atendido en el Hospital Tarquínio Lopes Filho. Rosemeire de Jesus estima que cerca de 400 familias, entre 2 mil y 2,5 mil indígenas, viven en la región.
El pueblo indígena Gamela reivindica la demarcación de su territorio, un área de cerca de 14 mil hectáreas, cuya extensión cubre los municipios de Viana, Matinha y Penalva, actualmente ocupada por hacendados. Santos afirma que las tierras indígenas Gamela fueron apropiadas ilegalmente en los años 70 y desde 2013 el pueblo indígena viene luchando por la recuperación de sus tierras.
"Desde 2013 ellos están en una lucha más sistemática presionando a la FUNAI [Fundación Nacional del Indio] para que hagan esta demarcación. Como la FUNAI y el Estado brasileño demoró mucho en dar respuestas, los indígenas entonces decidieron hacer la auto-demarcación de su territorio", justifica.
Durante la rueda de prensa diversos encaminamientos sobre el caso fueron informados. De acuerdo con Kun’Tum, que es miembro del consejo de gestión del pueblo Gamela, el caso de violencia será denunciado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y los indígenas van a presionar a la FUNAI para iniciar el proceso de demarcación del territorio.
La violencia en números
Datos del informe Violencia Contra los Pueblos Indígenas en Brasil – 2015, publicado por el CIMI, apuntan que, como en años anteriores, hubo poco avance en el proceso de regularización de tierras indígenas.
De acuerdo con un levantamiento hecho por el CIMI, al 31 de agosto de 2016, 654 tierras indígenas aguardan actos administrativos de los estados para finalizar sus procesos demarcatorios, lo que corresponde al 58,7% del total de 1.113 tierras indígenas del país.
De estas 654 tierras indígenas, 348 - equivalentes al 53% - no poseen ninguna providencia administrativa tomada por los órganos del Estado. Otras 175 tierras, que corresponden al 26%, aún se encuentran en la fase "Por Identificar". El informe además señala que existe intensa morosidad en esta etapa.
La demora en la reglamentación de las tierras indígenas intensifica los conflictos y aumenta la violencia contra los pueblos ancestrales. El CIMI registró 18 conflictos relacionados con derechos territoriales y 53 casos de invasiones posesorias, explotación ilegal de recursos naturales y daños diversos al patrimonio de los pueblos, siendo Marañón el estado con mayor número de casos - 18 registros.
Además, según el informe, el número registrado de asesinatos de indígenas en todo el país fue de 137 en 2015. Los datos muestran también el registro de 31 tentativas de asesinato; 18 casos de homicidio culposo; 12 registros de amenaza de muerte; 25 casos de amenazas varias; 12 casos de lesiones corporales dolosas; 8 de abuso de poder; 13 casos de racismo; y 9 de violencia sexual.
Comisión externa
Nueve días antes de la violencia contra los indígenas en Maranhão, el día 20, en la comunidad Taquaruçu del Norte, ciudad de Colniza, en Mato Grosso - región centro-oeste -, nueve trabajadores rurales fueron asesinados. La región, conocida por intensos conflictos de tierras, muestra que siguen aumentando las cifras de violencia en el campo.
Después del caso involucrando los Gamela en Maranhão, el diputado Alessandro Molon, del partido Red Sustentabilidad (Rede-RJ) protocoló junto a la Secretaria General de la Mesa un requerimiento para la creación de una Comisión Externa para acompañar las investigaciones de crímenes cometidos contra los indígenas Gamela y los agricultores rurales en Colniza.
De acuerdo con el requerimiento nº 6357/17, la comisión va a acompañar y fiscalizar las investigaciones y las medidas adoptadas por las autoridades sobre los asesinatos ocurridos durante estas últimas dos semanas.
Edición: José Eduardo Bernardes | Traducción: Pilar Troya