La Secretaría de Seguridad Pública de Mato Grosso, estado norteño de Brasil, confirmó la muerte de nueve moradores del asentamiento Taquaruçu do Norte, localizado cerca del Distrito de Guariba, en la ciudad de Colniza, a 1.065 kilómetros de la capital del estado, Cuiabá.
Las informaciones fueron enviadas a la secretaría por un grupo compuesto por policías militares y civiles que acudieron al lugar donde ocurrió la masacre. Las muertes ocurrieron en la última semana y los cuerpos aún siguen en proceso de identificación.
Imagen: Portal web de Carta Capital
De acuerdo con la asesoría de comunicación de la secretaría, el asentamiento queda cerca de la frontera con el estado de Rondônia, en una región de difícil acceso para el transporte y la comunicación. Para llegar al lugar donde ocurrió la masacre son necesarios más de 18 kilómetros por tierra y 15 minutos en barco.
Las informaciones preliminares enviadas a la secretaría, según la nota publicada en el site, indican que encapuchados invadieron el terreno y asesinaron a un grupo de personas. Los relatos que llegaron hasta la policía de Colniza, más tarde confirmados por la secretaría, afirman que todas las víctimas son hombres adultos.
Conforme la asesoría, el grupo de policías militares y civiles consiguió llegar al municipio de Guariba en la noche del jueves (20) y, después de hablar con parientes de las víctimas, confirmó la muerte de cinco adultos. Ya el viernes (21), la confirmación de tres muertes más llegó ocho asesinados; otro cuerpo más fue encontrado, en un total de nueve muertes.
Los asesinatos de Taquaruçu do Norte ocurren en la semana en que recordamos la masacre de Eldorado dos Carajás, cuando murieron 21 integrantes del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), en Pará, el 17 de abril de 1996.
Solidaridad
En boletín de prensa sobre la tragedia, el MST recordó la muerte hace dos años de Josias Paulino de Castro e Irani da Silva Castro – dirigentes campesinos del municipio, asesinados dos días después de que denunciaran amenazas al ombudsman nacional del Instituto Nacional de Reforma Agraria (Incra). "Mato Grosso llora por saber que hay otras muertes anunciadas, y que nada se está haciendo en el sentido de impedir nuevas tragedias", señala el texto.
La Prelatura de São Félix do Araguaia, en reunión con sus agentes de pastoral, el obispo don Adriano Ciocca Vasino y el obispo emérito don Pedro Casaldáliga, en la ciudad de São Félix do Araguaia (en el estado de Mato Grosso), también manifestó indignación y solidaridad con las familias asesinadas en Gleba Taquaruçu. "La masacre acontece en un momento histórico de usurpación del poder político a través de un golpe institucional, con avances tan graves en la pérdida de derechos fundamentales para el pueblo brasileño que coloca al gobierno del actual presidente Temer en una posición de guerra contra los pobres", afirma.
Lea boletines de prensa abajo.
Boletín MST
Para dividir la tierra tanta sangre derramada/ En la lucha por un trozo de suelo
La tragedia anunciada y concretada en la mañana del día 20 de abril, en Colniza, interior de Mato Grosso, no es un hecho aislado, los datos han mostrado que la región donde el municipio se localiza es una de las más violentas del Estado de Mato Grosso, que es uno de los estados más violentos de Brasil. Como ya demuestra Cuadernos de Conflicto en el Campo, lanzado por la Comisión Pastoral de la Tierra el 17 de abril de 2017.
Esa ola de violencia integra un avance del modelo capitalista sobre los derechos de los trabajadores/as, sobre la apropiación de los recursos naturales, tierra, minerales, agua y etc.. Avance este potencializado por el golpe que Brasil esta viviendo, y por proyectos de ley como la PEC 215 que dispone sobre tierras indígenas y de quilombos [comunidades de negros ubicadas en zonas rurales, formadas inicialmente por esclavos que huyeron], la MP759 que dispone sobre la reforma agraria y la PL 4059 que lo hace sobre la compra de tierras por extranjeros, además de otra gama de proyectos de ley y medidas provisionales que no han sido creadas para resolver los problemas del campo, sino para aumentar la concentración de la tierra.
Esa concentración que lleva al exterminio de la biodiversidad, de los recursos naturales y de las personas en las llamadas áreas de frontera.
Colniza hoy llora la muerte y la desaparición de esas personas abandonadas por el Estado, como hace dos años lloraron la muerte de Josias Paulino de Castro e Irani da Silva Castro – dirigentes campesinos del municipio, asesinados dos días después denunciar amenazas al ombudsman nacional del INCRA. Mato Grosso llora por saber que hay otras muertes anunciadas, y que nada esta siendo hecho en el sentido de impedir esas nuevas tragedias, Brasil llora por la repetición de estos hechos, que marcan el mes de abril. Tragedias como El Dorado dos Carajás que día 17 completó 21 años de impunidad, y que deja la sensación de que los trabajadores pueden ser asesinados y que nada acontecerá a los mandantes. Así como tantas otras muertes no divulgadas.
No podemos callarnos frente de tan gran dolor, que nuestra indignación alcance a los responsables directos e indirectos por esta masacre, y que este no sea más un caso de impunidad y que el estado no sea nuevamente connivente con los asesinos.
Por cada compañero caído, ni un minuto de silencio, sino toda una vida de lucha.
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Boletín Prelatura de São Félix do Araguaia
En Mato Grosso, del campo brota sangre.
La Prelatura de São Félix do Araguaia, en reunión con sus agentes de pastoral, su obispo, don Adriano Ciocca Vasino y el obispo emérito don Pedro Casaldáliga, en la ciudad de São Félix do Araguaia - MT, manifiesta su dolor, indignación y solidaridad con las familias de los asesinados en Gleba Taquaruçu, municipio de Colniza – MT, el día 20 de abril.
Esta masacre acontece en un momento histórico de usurpación del poder político a través de un golpe institucional, con avances tan graves en la pérdida de derechos fundamentales para el pueblo brasileño que coloca al gobierno del actual presidente Temer en una posición de guerra contra los pobres, eso se refleja de forma concreta en los proyectos, como las Medidas Provisionales 215 y 759, que violan derechos de los pueblos del campo y comunidades tradicionales, como también en el empeoramiento del escenario de violaciones contra las/los defensores de derechos humanos. Diversos políticos exponen abiertamente sus discursos de odio e incitación a la violencia contra las comunidades que luchan por sus derechos. Vivimos un clima de “Tierra sin ley”, una verdadera guerra civil en nuestro país.
Como consecuencia, el año de 2016 fue el más violento de los últimos 13 años, mostrando una perspectiva desoladora en el campo. Y esta situación de Colniza, donde asesinaron inclusive niños, nos coloca frente a los objetivos de los latifundistas que no tienen miedo de nada para conseguir las tierras que buscan.
Las familias de agricultores de Gleba Taquaruçu vienen sufriendo violencia desde el año de 2004. En este período, por decisión judicial, la Cooperativa Agrícola Mixta de Producción Roosevelt gana la toma de posesión concedida por el juez de Derecho de la Comarca de Colniza, como fue anunciado en boletín de prensa de la Comisión Pastoral de la Tierra, de 20 de abril de ese año. En 2007, al menos 10 trabajadores fueron víctimas de tortura y cárcel privada y, en ese mismo año, tres agricultores fueron asesinados.
¿Como están, en este momento, las familias que viven en Colniza? El municipio ya fue considerado el más violento del país. Sabemos que en la región existen otros conflictos de extrema gravedad, como el de la hacienda Magali, desde el año 2000, y el conflicto en Gleba Tierra Roxa, desde el año 2004. La población teme que otras masacres puedan acontecer.
Clamamos justicia y que los autores de esos crímenes sean procesados y castigados. La consecuente impunidad en el campo, fruto de la omisión de los órganos públicos, perpetua la violencia.
En la semana en que lamentamos la masacre de Eldorado dos Carajás, ocurrida el 17 de abril de 1997, que victimó 19 luchadoras y luchadores del pueblo, somos sorprendidos por otra masacre en el campo, quieren amedrentar, callar las voces y someter la dignidad del pueblo brasileño.
Tenemos la certeza que la masacre ocurrida jamás robará los sueños y las esperanzas del pueblo. Y jamás callará la voz de las comunidades que luchan.
La sangre de los mártires será siempre semilla de JUSTICIA y VIDA!
São Félix do Araguaia, 21 de abril de 2017.
Edición: Vanessa Martina Silva | Traducción: Pilar Troya