Hoy es 25 de Julio, día de la mujer negra latinoamericana y caribeña. Fecha de resistencia y de lucha. Distinto del 8 de marzo, que también es día de lucha, pero que la sociedad de consumo sigue insistiendo en ponerlo como una fecha del mercado; hoy, delante de la hipocresía de esta sociedad racista, nosotras no recibimos ninguna rosa blanca o roja. Las flores que nos dan todos los días son los crisantemos, o cempasúchil, que muchas mujeres negras ponen sobre el ataúd de sus hijos y hijas muertos por esta sociedad racista y patriarcal.
En Brasil, lo que todavía existe de la sociedad colonial nos impone a las mujeres negras un cierto estándar de como enfrentar la vida. Somos llamadas de fuertes, pero lo somos no porque queremos y sí porque tenemos que serlo.
En los últimos días en las redes sociales, fue lanzada una campaña en la cual mujeres relatan sus vivencias como empleadas domésticas. Sus relatos son la constatación del racismo brasileño y de la herencia colonial. Otro hecho que nos causa revuelta fue la publicación de un video donde los gerentes de un cierto establecimiento comercial grava a una mujer negra trabajando y la llama de esclava.
Cuando estos hechos y otros más salen en las redes sociales se trata de apenas una punto de un iceberg de toda la situación en la cual vive el pueblo negro en Brasil, en especial, las mujeres negras.
Por las estadísticas oficiales, el racismo es funcional para la sociedad capitalista y hace parte de su mecanismo de reproducción para seguir existiendo y naturalizar las opresiones en las relaciones sociales, con la finalidad de mantener los privilegios de clase burguesa.
La marginación que esa sociedad nos impone es debido a su estructura, la cual persiste, promoviendo actos crueles con los cuales tenemos que convivir en el cotidiano.
Tenemos nuestros cuerpos violados y puestos como mercancía en las propagandas, expuestos como objetos sexuales al mismo tiempo que somos puestas a una soledad impositiva. Así, con el pasar del tiempo, esa soledad va nos sacando la sonrisa, pero, todavía exige que estemos dispuestas y con una falsa sonrisa.
Pero, hablar sobre el racismo y el machismo nos afecta subjetivamente y es considerado una tontería.
Sin embargo, aun tenemos una rebeldía creadora que viene del fondo de nuestras tripas, que pasa por nuestra ascendencia y grita en el interior de nuestras periferias. Somos las mujeres que enfrentamos a la pobreza y a los problemas, y estamos diciendo en palabras y acciones que no aceptaremos más ese lugar y ese rol determinado en la sociedad. Estamos rompiendo con ese sistema.
El año pasado construimos la Marcha Nacional de las Mujeres Negras, un marco histórico en el enfrentamiento al racismo en Brasil. Este año, las negras y los negros salen a las calles por la democracia y denunciando al golpe contra el pueblo brasileño.
En este 25 de Julio, nosotras, mujeres negras brasileñas, nos solidarizamos con la presidenta Dilma Rousseff y con los puños cerrados y erguidos, gritamos #ForaTemer! Salimos a las calles nos amando #SemTemer.
Recoger la voz y la acción es la última es la última estrofa del poema Voces de la escritora brasileña Conceição Evaristo. Recoger la voz y la acción para explotar la rebeldía en cada sitio de ese país.
Somos hijas y herederas de Nzinga, Tereza de Benguela, Luiza Main, Negra Zeferina, Lélia Gonzáles, Carolina de Jesus, Clementina de Jesus y tantas Marias.
Somos mujeres negras latinoamericanas y caribeñas y no tenemos miedo a la muerte. Con la energía de las yabás, somos mujeres del proyecto popular. Somos fuego en la mecha! Hasta la victoria!
*Andréia Roseno es militante de la Federación de Trabajadores e Trabajadoras en la Agricultura Familiar de Minas Gerais y de la Consulta Popular.
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Traducción: Vivian Fernandes
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