Un año y medio después de finalizar actividades en la fábrica de São Bernardo do Campo (estado de São Paulo), la multinacional estadounidense Ford anunció este lunes (11) que no producirá más vehículos en Brasil.
Las fábricas de Camaçari (estado de Bahía), con cerca de 3 mil trabajadores, y Taubaté (estado de São Paulo), con 700, cerrarán sus puertas inmediatamente. La unidad de Horizonte (estado de Ceará) permanecerá en actividad hasta el 4º trimestre de 2021.
La empresa, que ya había suspendido parte de las operaciones en el país en función de la pandemia, dice que trabajará en colaboración con los sindicatos para "minimizar los impactos del finalización de la producción".
Brasil de Fato entró en contacto con el Sindicato de Metalúrgicos de Taubaté y Región (SINDMETAU). Según su asesoría de comunicación, la entidad fue sorprendida por la noticia y convocó una asamblea de emergencia con los trabajadores para las 17h30. Solamente después de esa reunión, serán divulgadas informaciones y posicionamientos oficiales a la prensa.
“Sabemos que esas son acciones muy difíciles, pero necesarias, para la creación de un negocio saludable y sustentable”, dijo Jim Farley, presidente y CEO de Ford, en nota.
En 2020, Ford registró una caída de 39,2% en las ventas, casi 11 puntos porcentuales por encima de la caída general del sector automovilístico. Incluso así, la empresa anunció un plan de inversión de cerca de US$ 580 millones –el equivalente a R$ 3.200 millones– en Argentina hasta 2023, para producir el nuevo modelo de la camioneta Ranger.
El cierre de unidades productivas en Brasil parece ser una tendencia del sector. Hace menos de un mes, Mercedes Benz anunció el cierre de una fábrica en Iracemápolis (estado de São Paulo), con 370 trabajadores. La subida del dólar, que encarece la importación de piezas para el ensamblaje de los automóviles fue considerada un elemento decisivo para la finalización de las actividades.
Estado de Bahía
El fin de la producción de vehículos de Ford en Brasil agravará el índice de desempleo en Bahia, que está en 19,8%, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). En la región de Camaçari (estado de Bahía), que alberga una de las unidades de Ford que cerró las puertas, el impacto estimado es de 12 mil empleos directos – tres veces mayor que el número de trabajadores de Ford en el estado.
La proyección es del Sindicato de Metalúrgicos de Camaçari, que prevé en total en el país el cierre de 60 mil puestos, directos e indirectos, en cerca de 30 empresas.
Aurino Pedreira, director del Sindicato dos Metalúrgicos de Camaçari, recuerda que, recientemente, la empresa había cerrado un trato para desarrollo de nuevos productos en los próximos cuatro años. O sea, los trabajadores de toda la cadena productiva fueron tomados por sorpresa.
Hoy, Ford representa 5% de toda la industria de transformación bahiana, generando 4,1% de todos los empleos industriales del estado. El gobernador Rui Costa (Partido de los Trabajadores) inició este martes (12) negociaciones con federaciones de industrias para debatir el futuro del emprendimiento y señaló que intentará buscar inversiones chinas para compensar las pérdidas, reponer los empleos y mantener la economía de la región caliente.
Ana Georgina, supervisora técnica del Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (DIEESE) recuerda que Petrobras, uno de los motores de la generación de empleos en el estado, adopta una política de desinversión desde 2017. “La salida de Ford se suma a ese contexto. El año pasado, salieron Vale Manganês y Bosch. Hay una verdadera desbandada, lo que es dramático del punto de vista de la economía bahiana”, añade.
"Costo Brasil"
Menos de 24 horas después del anuncio de Ford, entidades como la Confederación Nacional de Industrias (CNI) y la Federación de Industrias del Estado de São Paulo (FIESP) alertaron sobre el "costo Brasil" y pidieron más reformas para "mejorar el ambiente de negocios".
En contraposición, Ana Georgina afirma que el principal motivo de la salida de la empresa del país no sería el "costo Brasil", y si la inestabilidad política y económica de Brasil.
“No es problema de inseguridad jurídica, porque hay una serie de exenciones, tuvimos la reforma laboral, que ya fue muy dura y precarizó mucho. Entonces, no faltan reformas, y la mano de obra en Brasil no es cara”, analiza.
“El problema es nuestra política económica, que no ofrece salidas para el estancamiento. No tenemos una política industrial, con estímulo a la inversión interna y externa, y la empresa aprovechó la caída en las ventas durante la pandemia para dar continuidad a su estrategia global”, complementa.
Según Ford, la subida del dólar fue un factor preponderante para la decisión.
Pedreira recuerda que uno de los argumentos para la aprobación de la reforma laboral, durante el gobierno Michel Temer (MDB), era el estímulo a la generación de empleos. Desde entonces, las estadísticas de desempleados en el país sólo empeoraron.
Edición: Leandro Melito
