LA AMAZONÍA

Bajo amenaza de muerte, líderes indígenas luchan para proteger la selva en Brasil

Según ONG, las áreas que más generan conflictos en el campo son la minería, el agronegocio y la extracción forestal

Traducción: Luiza Mançano

Brasil de Fato | Imperatriz (MA) |
El defensor de la selva Paulo Paulino Guajajara fue asesinado a balazos en el territorio indígena Araribóia, en Maranhão - Jesús Pérez-chuseto.com

Casi un 90% de la violencia contra activistas y defensores de la tierra y del ambiente en Brasil se concentra en la Amazonía.

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La información consta en el informe anual de la ONG Global Witness, que destaca el caso emblemático del defensor de la selva en Maranhão [estado de la región nordeste de Brasil], asesinado a balazos en noviembre de 2019. Según el informe, la minería, el agronegocio y la extracción forestal son los sectores que más asesinan a activistas en todo el mundo, y todos ellos están presentes en Maranhão.

El Consejo Indigenista Misionero (CIMI) señala que de los 11 asesinatos que ocurrieron en ese estado brasileño desde 2019, cinco están directamente vinculados a la acción de invasores de tierras, especialmente madereros. Cuatro de las víctimas fatales Ka’apor: Paulo Paulino Guajajara, Firmino Prexede Guajajara, Raimundo Guajajara, Zezico Guajajara y, lo más reciente, el asesinato de Kwaxipuhu Ka’apor, en agosto de 2020.

Como respuesta al asesinato, un comunicado emitido por Tuxa Ta Pa Me Ka’apor, del Consejo Gestor, principal organización política y social de este pueblo, denuncia la invasión de madereros y se queja del modo como la justicia analiza el asesinato de indigenas. En el comunicado también se asevera que su pueblo seguirá defendiendo su territorio: “lo haremos a nuestro modo, sin miedo”.

Defensores


Un indígena protesta contra el asesinato de Paulo Paulino Guajajara en el territorio indígena Araribóia, en Maranhão, Brasil / Tiago Miotto (Cimi)

Los Ka’a Usak Ha ta, en el idioma Ka’apor, son los defensores de la selva, un grupo de agentes ambientales formado por los propios indígenas para la autodefensa de los territorios de los pueblos Guajajara, Ka’apor y Awa-Guajá, en Maranhão. Ellos identifican y vigilan los caminos abiertos ilegalmente por invasores y denuncian a las autoridades, pero también actúan intensamente en el combate a los incendios forestales, entre otras acciones de defensa.

Más allá de su conocimiento ancestral, algunos defensores utilizan herramientas de monitoreo, como cámaras y geolocalización para presentar pruebas de las rutas ilegales ante los organismos de la justicia.

“Nuestro Tuxa Ta Pa Me existe para señalar el camino de la autonomía y de la autodefensa contra esas violencias y de este modo se espera que nuestro pueblo pueda vivir en unidad para defender nuestro territorio en nombre del buen vivir en la selva”, concluye el comunicado del Consejo Gestor Ka’apor.

Sin embargo, la situación a la que se enfrentaban los pueblos indígenas empeoró tras la asunción de Jair Bolsonaro. Además de su conocido discurso de odio y prejuicio contra los pueblos originarios, la violencia que llegaría a continuación se anunció a balazos, amenazas e incendios en las aldeas durante el conteo de votos en 2018, como reveló un reportaje de Brasil de Fato.

Edilena Torino Krikati, coordinadora de las Organizaciones y Articulaciones de los Pueblos Indígenas de Maranhão (Coapima), explica que la ausencia de actuación de los órganos competentes incrementa la violencia. “Parece que los órganos de seguridad son inexpresivos, la FUNAI y otros, todos colaboran para que se incremente la violencia, para que los criminales que actúan en contra de los pueblos indígenas continúen impunes y ni siquiera llegan a identificar a los culpables”. 

Análisis de imágenes de satélites y monitoreos realizados por el Instituto Socioambiental (ISA) en 2019 revelan más de mil kilómetros de vías clandestinas y casi 5.000 alertas de deforestación en el territorio indígena más grande de Maranhão y uno de los más grandes de Brasil, el territorio Araribóia, donde el defensor Paulo Paulino Guajajara fue asesinado. La dimensión del territorio corresponde a casi seiscientas canchas de fútbol, con una diversidad inmensa de flora y fauna, además de ser la vivienda sagrada de 5.300 indígenas, incluso de grupos ancestrales aislados, como el pueblo Awá Guajá.

 

Adriana Carvalho, coordinadora del Núcleo de Asesoría Indígena de Derechos Humanos y Participación Popular (Sedihpop) explica que algunos órganos están en diálogo con los indígenas para crear un Plan Estadual de Seguridad. “Los órganos vinculados al gobierno de Maranhão hacen lo que pueden para reducir los daños en los territorios indígenas. Y el plan será algo muy importante para la sociedad, porque será discutido junto a los defensores de la selva, municipios, secretarías del medio ambiente, secretaría pública y todas las estructuras del gobierno que puedan contribuir. Desde ahí tendremos, de hecho, acciones continuas y permanentes que pueden contribuir para cambiar el actual escenario”.

Sin embargo, la historia de resistencia de los pueblos indígenas señala que su autodefensa es el principal elemento para su supervivencia y la preservación de la Amazonía.

“[La autodefensa] es importante para garantizar no solo los límites de nuestros territorios, sino los recursos naturales existentes y nuestra sobrevivencia física y cultural dentro de nuestros territorios, porque el trabajo de los defensores ayuda a calificar las denuncias de los ataques a nuestras vidas y al ambiente”.

Pese a la crisis actual, la defensa sigue siendo lo más importante para los pueblos originarios de Maranhão.

“Seguimos en este territorio, rodeados por monocultivos, carreteras, y nuestro territorio corresponde a lo que nos quedó. La defensa de lo que tenemos ahora es lo más importante”, concluye la representante de los indígenas.

Edición: Rodrigo Durão Coelho