LA AMAZONÍA

La covid-19 será cortina de humo para la deforestación, alerta experta de Greenpeace

La activista expone que los incendios forestales en Brasil en los 3 primeros meses ya superan los números de 2019

Traducción: Luiza Mançano

Brasil de Fato | São Paulo (SP) |
Datos oficiales demuestran que hubo un incremento de 30% en la deforestación; todavía no empezó el periodo de sequía en la Amazonía - Agencia Brasil

Las alarmas por deforestación en la Amazonía alcanzaron un nuevo récord en los primeros tres meses de este año. Si se compara con el mes de marzo de 2019, hubo un incremento de un 29,9% en los incendios forestales en la región, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe, por sus siglas en portugués). Se trata del mayor número que se registró desde que el órgano empezó a monitorear la región a través del sistema Deter-B (Detección de la Deforestación en Tiempo Real) desde hace cuatro años.

Esta brutal realidad impacta a los pueblos de la selva -- indígenas y comunidades ancestrales -- que viven en la Amazonía, que se quedan aún más vulneradas durante el periodo de agudización de la covid-19 que, según el Ministerio de Salud, debe alcanzar su punto máximo en las próximas semanas.

Con el objetivo de comprender cómo la crisis generada por el nuevo coronavirus permite una acción más activa por parte de los agentes de la deforestación, Brasil de Fato conversó con Cristiane Mazzetti, una de las responsables por la campaña Todos por la Amazonía, de Greenpeace. Ella hace un alerta para el riesgo de que haya un colapso del sistema de salud pública en la región ante la pandemia del nuevo coronavirus, ya que en general hay una sobrecarga de las unidades de atención médica en los periodos de sequía. 

A continuación, algunos fragmentos de la entrevista.

¿Cómo usted analiza la agenda ambiental en la gestión de Jair Bolsonaro, impulsada por su ministro del Medio Ambiente, Ricardo Salles, a casi un año de los incendios forestales que afectaron la Amazonía?

Creo que es importante señalar que hubo un desmantelamiento en la gestión ambiental en Brasil. El gobierno de Jair Bolsonaro, desde su comienzo, implantó una política antiambiental que debilitó los órganos de control, al reducir sus presupuestos, cambiar las estrategias y disminuir la fiscalización. Entonces la capacidad  estatal para impedir los crímenes ambientales en Brasil se redujo. Además, los discursos de Bolsonaro también tienen relevancia. Los agentes de la deforestación se sienten animados a través de los discursos de los miembros del gobierno federal. Por ejemplo, Bolsonaro ha declarado diversas veces que en su gobierno no habría demarcación de tierras indígenas, prometió más tierras para la minería. 

Todo eso lleva al incremento de la deforestación y de los conflictos en el campo. Podemos ver los resultados a través de los números sobre la deforestación divulgados a fines del año pasado. Hubo un incremento del 30% de la deforestación de la Amazonía en 2019 y ahora la alarma del Inpe demuestran un expresivo incremento de la destrucción. Solo en tres meses de este año, si se compara con los números del año pasado, hubo un incremento de 51% en las alarmas. Casi todo está parado debido a la pandemia, mucha gente en sus casas, colegios cerrados, pero no es lo mismo para los que siguen avanzando en la destrucción de la selva.

¿Qué explica el avance de la deforestación en la Amazonia con una pandemia en curso?

El coronavirus está en el centro del debate, la atención de los gestores públicos, los presupuestos, están orientados al combate de la covid-19. A la vez, hubo una reducción en las actividades de fiscalización, lo que genera un contexto positivo para los agentes de crímenes ambientales. Sabemos que la prioridad es contener la crisis sanitaria, pero no se puede ignorar el medio ambiente. Incluso porque los agentes que se adentran en la selva puede transmitir la enfermedad a las poblaciones más vulneradas: pueblos indígenas, comunidades tradicionales, pequeños agricultores. Entonces es fundamental no olvidar la crisis ambiental en este momento.

Cómo usted analiza la cuestión indígena en medio a la pandemia, en un cuadro donde las acciones concretas de protección de la selva y de sus pueblos no son una prioridad del gobierno. ¿El avance de la minería ilegal representa un riesgo de genocidio para los pueblos indígenas?

Con la promesa del gobierno de facilitar la minería ilegal, los números dan cuenta de que hubo un incremento significativo de las actividades de la minería ilegal en las tierras del pueblo munduruku, caripuna, yanomami, es algo que ya está pasando. Los pueblos indígenas presentan una vulnerabilidad inmunológica, así que la llegada del virus a sus comunidades puede afectarlos severamente. Una de las principales causas de muerte de los indígenas en el siglo XX es la gripe. Entonces los problemas respiratorios generados por el nuevo coronavirus pueden causar llevar a un genocidio. Son comunidades con menor acceso a servicios públicos como la salud.

En el caso de la región norte de Brasil, el coronavirus se propaga rápidamente. En Amazonas, por ejemplo, solo hay camas de terapia intensiva en Manaus [capital del estado]. Si un indígena de un pueblo aislado se infecta, tendría que desplazarse hacia Manaus para tener atención médica. Tenemos un gobierno que declaradamente no los protegerá, que no protegerá sus tierras, lo que es un deber constitucional. Proteger los derechos indígenas, sus territorios, es un deber que forma parte de la Constitución de Brasil. Sin embargo, el gobierno no lo cumpre, lo que genera más vulnerabilidad. ¿De qué vale decir que los indígenas están aislados en sus aldeas, si sus tierras son invadidas?

Según los datos de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), quienes viven en un municipio cercano a la región de los incendios forestales son los que más ingresan a los hospital con síntomas respiratorios. Con la agudización de la covid-19, ¿qué se puede esperar ya que esos pueblos tienen dificultades de acceder a la atención primaria?

Creo que para los pueblos que se encuentran más vulnerados en decorrencia del coronavirus sería fundamental crear un plan para atender sus necesidades de salud pero también para defender sus tierras. Actuar para contener los incendios. Ahora aún estamos en el periodo de lluvias, que está llegando a su fin. En el periodo de sequía se incrementan los incendios que no ocurren naturalmente sino a través de la acción humana, muchas veces para deforestar. Si no se hace nada, habrá una doble crisis, una complementa la otra. Las personas se enfermarán más debido a los incendios, lo que aumentará los problemas respiratorios y generará una sobrecarga hospitalaria en esas regiones.

¿Las pandemias tienden a ser más comunes debido a la degradación ambiental? ¿Cómo la conservación ambiental ayuda a contener la propagación de enfermedades como la covid-19?

Que intervenimos cada vez más en los ecosistemas naturales es un hecho y necesitamos cambiarlo. Cuanto más se destruyen los ecosistemas, más se facilita la aparición o transmisión de enfermedades que se pueden convertir en epidemias o pandemias. En el caso de la deforestación, cuando se deforesta la selva, los humanos entran en contacto con posibles huéspedes y patógenos. El propio coronavirus tiene un origen zoonótico, es decir, es una enfermedad que se transmite de animales a humanos, como el virus zika, la fiebre amarilla.

Hay una segunda cuestión que es el equilibrio de la selva. Desde el momento que se interviene en la selva, se rompe su equilibrio. La selva tiene sus árboles, su biodiversidad y también patógenos que allí circulan. Solo que esos patógenos también están en equilibrio y sus huéspedes no se enferman ni enferman a la gente. Así que podemos ver que entre los pueblos indígenas que viven en harmonía con la selva nunca hubo un surto de una enfermedad que diezmó a comunidades enteras. Desde el momento en que actuamos en desequilibrio con la naturaleza, se incrementa el número de predadores para un huésped. Un mosquito, que es el huésped, tiene su predador, que migra. Y eso incrementa el número de mosquitos. Cuanto más se interviene en este equilibrio, más podemos causar pandemias. Estamos muy cerca de romper los límites en la Amazonía. Los expertos recomiendan que el bioma no puede ultrapasar un 20% de deforestación, o se convertirá en una sábana y así desaparecerán diversas especies y actividades forestales.

Edición: Lucas Weber