El martes (29), mientras en el Senado de Brasil se discutía la votación de la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 55, miles de manifestantes, de diversos estados del país realizaron un acto contra la propuesta en la Esplanada de los Ministerios y frente al Congreso Nacional, en Brasília (DF). La policía afirma que la protesta contó con 10 mil personas, pero las organizaciones convocantes estiman que el número llegó a 30 mil.
Al comenzar la noche, los agentes de seguridad dispararon bombas de efecto moral contra la multitud, que se dispersó y se replegó a lo largo de la Explanada.
En el Congreso, el asunto quedó en el centro de los debates. Al finalizar la tarde, un grupo de parlamentarios de la oposición intentó dialogar con la presidencia de la Cámara y el gobierno de Brasilia. Ellos afirmaron que la policía actuó con excesos delante de la multitud y de la propia comitiva de diputados que bajó hasta la Explanada para intentar un acuerdo.
“No tenían ni comando para hacer una negociación. (…) Nunca vi esa agresividad frente a la Cámara, con patrulleros, helicópteros, muchas bombas de gas”, manifestó al Brasil de Fato el diputado João Daniel (PT-SE), con los ojos visiblemente irritados a causa del gas lacrimógeno.
Según comentó que, el grupo de cerca de 20 legisladores no pudo llegar hasta los manifestantes. “Intentamos aproximarnos y la policía hizo una barrera con gas. Los agentes llegaron a decir que no se responsabilizaban por la vida de los parlamentarios, inclusive. Una vergüenza. Nosotros nunca vimos frente al Congreso un ataque tan cobarde de ese tipo a la democracia. Solo puede ser responsabilidad del presidente Michel Temer y del gobernador del DF, Rodrigo Rollemberg, que es un irresponsable. Y la policía es conivente porque hace uso de la represión y sin ninguna voluntad para negociar”, criticó João Daniel.
Además de él, otros legisladores hicieron críticas a la acción policial durante el discurso en la plenaria del Senado y también en los bastidores. “Yo intenté salir por el frente del Congreso y no conseguí. Después intenté salir por el lateral y luego sentí el gas. (…) Enseguida volví a la plenaria para mostrar lo que estaba sucediendo”, narró al Brasil de Fato el diputado Glauber Braga (PSOL –RJ), acrecentando que la policía lanzó bombas de forma indiscriminada. “Tiraron diversas bombas, encima de los manifestantes, que es un error gravísimo. Eso no puede suceder”, criticó.
El partidario del PSOL también reprobó la reacción del presidente de la Cámara, Rodrigo Maia (DEM- RJ), cuando fue solicitada la intervención frente a las agresiones policiales. “Él no prestó atención, continuó, como si eso no fuese un problema de él, que es, de hecho. (…) El parlamento está de espaldas para la sociedad. Si fuese un gobierno electo, estos proyectos nunca serían aprobados, pero infelizmente, Temer tiene base parlamentaria que fue articulada a partir de una estrategia muy bien montada para que esas medidas fuesen aprobadas”, afirmó Glauber Braga.
El presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Padre João (PT-MG), también reforzó las críticas a los agentes de la policía, evaluando que las fuerzas de seguridad habrían actuado de forma desproporcional contra los manifestantes. “Ninguna nación del mundo precisa de una policía violenta como esta, y ellos continúan atacando allí afuera. Atacan inclusive a estudiantes, que están en defensa de la soberanía nacional”, dijo en la plenaria.
El diputado Pablo Pimenta (PT-RS), que también estaba en la comitiva, calificó a la represión como la más violenta ya vista en los alrededores del Congreso de los últimos tiempos. “Soy legislador hace cuatro mandatos y nunca asistí a nada parecido como lo que vimos hoy. Una violencia absolutamente fuera de control, con utilización de técnicas e guerra, que se usan contra enemigos, en el sentido de aniquilar, y no en una estrategia de contención, como normalmente debe hacer la policía”, narró.
Él también destacó que las agresiones sufridas por los propios legisladores. “ Lo que vimos fue una tropa desorganizada, actuando de manera hasta individual, agrediendo y también amenazando legisladores, cosas que nunca vimos. Y todos ellos decían ‘a partir de ahora es así’. Muchos también decían que ni siquiera la policía del DF estaba al mando, y si que la acción partía de una orientación del Ministerio de Justicia para que sea dado ese mismo tratamiento a todas las reacciones contra el golpe”, denunció Pimenta.
El diputado también criticó la conducta policial en otros locales de Brasília. “En este momento los manifestantes están lejos del Congreso, pero esta n ocurriendo conflictos en otros puntos, como cerca de la Catedral y de la estación de ómnibus. Eso revela que la policía no quería tan sólo proteger el acceso al Congreso y al Palacio do Planalto [palacio de gobierno], sino hacer una ofensiva de persecución y agresión a todos los manifestantes”, finalizó el legislador del PT.
Presidencia
Durante las manifestaciones de los legisladores opositores en la plenaria, el presidente de la Cámara, Rodrigo Maia (DEM-RJ), respondió brevemente al pelo de los diputados que pedían intervención junto a las fuerzas policiales y al gobierno del DF. “La decisión no es tan simple así. (…) no se puede decir que la policía tampoco puede actuar de forma enérgica, cuando también existe violencia en la manifestación. Tengo certeza que viene de una minoría, pero esas reacciones existen. La policía legislativa está acompañando y dando el soporte necesario y nosotros vamos a hacer de todo para que sea preservada la integridad física de los manifestantes”, respondió el presidente.
Manifestantes
A lo largo del acto, diversos participantes y movimientos denunciaron las agresiones en las redes sociales. Brasil de Fato también recibió manifestaciones de militantes criticando el accionar de las fuerzas de seguridad. “Ellos están teniendo una reacción completamente desproporcional. Están siendo usadas muchas bombas para dispersar la manifestación”, dijo la profesora universitaria Glícia Pontes al final de la tarde, cuando la represión estaba en su auge.
La profesora Geny Lustosa, que estaba entre los manifestantes, también se quejó de la reacción policial. “Sufrimos mucha represión. La policía soltó gas pimienta y también varios estudiantes con los ojos ardiendo y siendo socorridos. La masa reculó un poco, pero ellos continuaron con la represión. La policía está intentando mantener la manifestación más retirada, a mayor distancia”, narró.
Del otro lado
Brasil de Fato procuró a la asesoría de prensa de la Secretaría de Seguridad pública del DF, pero hasta el cierre de esta nota el órgano no respondió a las críticas realizadas por los legisladores, ni divulgó un boletín actualizado sobre las ocurrencias durante las manifestaciones. El Palacio do Planalto y el ministerio de Justicia tampoco se pronunciaron.
São Paulo
Debajo de la garúa de São Paulo, movimientos populares y centrales sindicales ligadas al Frente Brasil Popular comenzaron a concentrarse en el Museo de Arte de São Paulo, en la Avenida Paulista, para el acto vigilia que acompaña el primer turno de la votación de la Propuesta de Enmienda Constitucional 55 en el Senado. Algunos carteles que piden el impeachment de Temer ya comenzaron a aparecer en la protesta, por causa del episodio que envuelve al ex ministro de la Secretaria de Gobierno, Geddel Vieira Lima. "Impeachment quando? Já!" e "Temer, seu governo continua temporário” se escuchan entre los cánticos.
Raimundo Bonfim, dirigente de la Central de Movimientos Populares (CMP), dijo que existe un pedido por el apartamiento de el presidente no electo Michel Temer, firmado por representantes del Frente Brasil Popular, Frente Pueblo Sin Miedo, juristas y personalidades públicas, que será protocolado el próximo martes (5), en la Presidencia de la Cámara de Diputados
Pará
En Belén, alumnos de la Escuela Estadual de Enseñanza Media y Fundamental Brigadeiro Fontelle, de la Escuela de Aplicación de la UFPA y del Centro de Ciencias Naturales y Técnica de la Universidad de Pará (UEPA) se reunieron frente al mercado de São Braz, para realizar un acto contra la PEC 55.
Para Alexsander Medeiros, 18 años, que estudia en la Escuela Brigadeiro Fontelles, ocupada por los alumnos hace dos semanas, cuenta que la propuesta del gobierno federal es un retroceso y una manera de impedir que los jóvenes de la periferia puedan tener una enseñanza de calidad en las escuelas públicas.
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