El Congreso brasileño entró en receso el 18 de julio después de haber contribuido a la introducción de 11 cambios a la Constitución en solo siete meses en 2022, un nuevo récord establecido, incluso para un año electoral. Cuando regresen el 1 de agosto, los parlamentarios deberán centrarse exclusivamente en sus campañas en sus bastiones.
Con un ritmo acelerado de aprobaciones y tomando atajos en los reglamentos internos, el presidente de la Cámara de Diputados Arthur Lira (Partido Progresista) promulgó una variedad de cambios que van desde el uso del fondo partidario por parte de las mujeres hasta el aumento de la edad máxima de los jueces de los tribunales superiores.
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Cuando se apagaron las luces antes del receso parlamentario, el 14 de julio, se habilitó la ampliación de las prestaciones sociales gracias a la aprobación relámpago de un estado de emergencia, eludiendo las normas electorales y perforando el "techo de gastos" (una medida que, desde 2016, limita los gastos sociales gubernamentales). Se trató de una combinación de maniobras de la base gobernante en el Congreso que tiene un gran potencial para beneficiar la campaña de reelección del presidente Jair Bolsonaro, según expertos escuchados por Brasil de Fato.
"El proceso legislativo funciona cuando se siguen todos los protocolos. Cuando se tiene una mayoría abrumadora como el Centrão [conjunto de partidos políticos sin posición ideológica definida que actúa en beneficio de determinados grupos de poder], ni siquiera se siguen los protocolos. Por ejemplo, el derecho de las minorías a obstruir, el derecho a examinar en comisiones, que son intentos de convencimiento. Después de todo, el Parlamento existe para promover discusiones", destaca el jurista Lenio Streck, profesor de derecho constitucional.
La oposición va al banquillo
El aumento del programa de ayudas Auxilio Brasil, de R$ 400 para R$ 600 (de aprox. 73 para 110 USD), que se distribuirá a partir del 9 de agosto, es visto como un as en la manga de Bolsonaro para intentar ganar terreno antes de las elecciones. Lo mismo pasa con el aumento en el bono gas y los beneficios para camioneros y taxistas. A pesar del notorio sesgo electoral, Streck argumenta que el desarrollo de la agenda puso a la oposición en un dilema.
Según el jurista, los diputados y senadores progresistas y de izquierda se vieron presionados a respaldar la agenda del gobierno, bajo la amenaza de perder la narrativa de defensa de las políticas asistenciales. "La oposición votó a favor de la medida, pero esto es una contingencia. Quizás no hubiera tenido otra salida, aunque personalmente creo que se equivocó al votar a favor", defiende.
La inferioridad numérica y la armonía entre el Ejecutivo y el Centrão no impidieron que la oposición lograra algunas victorias este año, como la postergación de la votación del Proyecto de Ley conocido como "PL do Veneno" (que flexibiliza la regulación en el uso de agrotóxicos) y la aprobación de un piso salarial para la enfermería. Aun así, el saldo se considera por debajo de lo esperado.
"Carece de un esquema táctico. La oposición puede tener buenos jugadores, pero no tiene un buen entrenador. Esto hace que se pierda en algunas agendas, celebre algunas victorias, pero que son victorias que el otro lado pudo pasar por alto porque no le importó. El gran problema son las agendas que involucran la democracia y los derechos económicos y sociales. Ahí es cuando la extrema derecha logra articularse con el Centrão y conquistarlo todo", dice Streck.
Poder Judicial acorralado y culpable
Los movimientos capitaneados por el gobierno federal también han contribuido a que el Parlamento se acerque a su lado, poniendo a prueba las instituciones encargadas de preservar la democracia. Según Steck, el objetivo principal, como en otros frentes abiertos por Bolsonaro, es el Superior Tribunal Federal (STF), ya que la Fiscalía General de la República, en la figura de Augusto Aras, ha evitado confrontar los arrebatos presidenciales.
"¿Se ha puesto a pensar alguna vez si el Poder Judicial da una resolución que bloquea estas ayudas? ¿O si el propio Tribunal Supremo, en el pleno, vota diciendo que es inconstitucional y que no debe pasarse? ¿Crees que el Poder Judicial todavía tiene munición para soportar ese desgaste?", pregunta Streck.
Fonseca, por otro lado, observa que la continuidad de los efectos de la operación Lava Jato favorecieron el inicio del debilitamiento del Supremo Tribunal Federal, que jugó un papel decisivo en el juicio político a la expresidenta Dilma Rousseff. Es una combinación de factores que, según él, pone en tela de juicio el papel de la Corte si el expresidente Lula gana las elecciones y logra iniciar un nuevo mandato en 2023.
"Me parece que las instituciones van a tener que aprender que uno pierde el control cuando rompe las normas. Vamos a ver si realmente aprendieron esa lección. Ahora, la Corte Suprema será más legalista si además hay un gobierno apoyado por la sociedad y el Parlamento, porque hemos visto que hasta los jueces designados por Lula votaron a favor del golpe (de Dilma Rousseff)".
Streck también alerta para la hoja de ruta de amenazas a la democracia que Bolsonaro está construyendo a su alrededor y que se lleva a cabo no solo por él, sino también por sus aliados en áreas estratégicas. "Hoy tenemos un Parlamento dominado por el Centrão junto al presidente de la República, que es apoyado por las Fuerzas Armadas. En definitiva, el Parlamento y el Ejecutivo tienen a las Fuerzas Armadas. Esta oposición es injusta, porque del otro lado está la sociedad civil, con dificultades para organizarse", observa.
La carrera electoral por la reanudación del Parlamento
Si, por un lado, se da por sentado el dominio del Centrão en el caso de que Bolsonaro fuera reelegido, por otro, la oposición espera que las cosas cambien de cara frente a una eventual victoria de Lula. La expectativa es que la preferencia por el candidato del PT ayude a elegir parlamentarios progresistas, capaces de alterar la correlación de fuerzas.
"¿Es posible revertir este escenario? Sí. En primer lugar, se trata de una nueva composición del Congreso Nacional. La posible elección del expresidente Lula mejora el escenario para las oposiciones, pero también es necesario difundirlo al interior de la Cámara, sobre todo. Hoy las oposiciones son alrededor de 120 parlamentarios, necesitan tener por lo menos 200, 250 para llegar a ser mayoría. Sin 200, 250, o sea, sin por lo menos la mitad, no se gobierna", calcula Fonseca.
Según Padilha, no faltará voluntad para evitar que Lula se convierta en "rehén" de un Congreso desfavorable, agrupado en bancadas que considera atrasadas. "Vamos a necesitar mucha lucha, mucho debate, mucha suela de zapato y saliva para reelegir una bancada progresista en el Congreso que ayude a Lula a hacer los cambios que hay que hacer", insta.
Streck coincide en que Lula encontraría un escenario más favorable si obtiene la mayoría ya desde el inicio, pero no descarta la influencia de los resultados en la votación. "Una victoria de Lula en la primera vuelta daría, incluso con una minoría, un nuevo nivel, limitando a estos sectores más fuertes del Centrão. Por supuesto que surgirá un 'neocentrão', pero quizás estará menos energizado con una victoria expresiva", concluye.
Edición: Flávia Chacon