"Soy lo que soy gracias al MST, porque es una organización que lucha por la igualdad. Y cuando hablo de igualdad, también hablo de igualdad de género". La afirmación es de Thaisson Rodrigues de Campos, de 24 años, ocho de ellos vividos en el Campamento Maila Sabrina, en Ortigueira, en la región central de Paraná, Brasil. Campos, un hombre trans, es uno de los nombres que integran el movimiento LGBTQIA+ del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST).
En el Día Internacional de la Visibilidad Trans, 31 de enero, Brasil de Fato cuenta la historia de dos personas trans que viven en campamentos del MST, con el fin de mostrar las experiencias de las personas LGBTQIA+ fuera de los grandes centros urbanos.
Campos está finalizando la carrera de Ciencias Sociales en la Universidad Federal de Fronteira Sur (UFFS), en Brasil, donde desarrolla la investigación "LGBT Sin Tierra: Un estudio desde el MST", que plantea las cuestiones de género y sexualidad desde su trayectoria como hombre trans, negro y sin tierra. También es coordinador de uno de los centros de base de la comunidad y también del colectivo LGBT Sin Tierra de Paraná.
"Uno de los temas de los que siempre disfruto hablar es cómo es ser transgénero y participar del MST. Es importante recalcar que el MST tiene principios, y uno de ellos es organizarnos como seres humanos y como 'sin-tierra'. Hoy soy lo que soy gracias al MST, porque es una organización que lucha por la igualdad. Y cuando hablo de igualdad, también hablo de igualdad de género", dice Campos.
El joven llegó al campamento del MST junto a sus padres, luego de que la situación económica de la familia se agravara. Hasta ese momento, Campos solo se había enterado del movimiento a través de un amigo que ya vivía allí.
"Ni bien llegamos y ya comencé a participar en varias luchas junto al MST. Algo que siempre recuerdo es que, desde que llegué aquí, siempre fui LGBT y mis padres nunca estuvieron en contra de mí, siempre me apoyaron mucho, mis hermanas también. Creo que he vivido algunos episodios de prejuicio, no lo niego, pero creo que eso siempre lo hemos superado", dice.
Para Campos, el Día de la Visibilidad Trans es una fecha "muy grande". "Una de las cosas más importantes que debemos recordar es que somos y pertenecemos, existimos y resistimos. El mundo nos ofrece odio y prejuicio, contraatacamos con nuestra lucha", destaca.
"Un ser como cualquier otro"
Jeniffer Rocha, de 26 años, tres de los cuales vividos en la Comuna Fidel Castro, en Ceará-Mirim, Rio Grande do Norte, Brasil, afirma que la visibilidad trans es "muy importante" para que "la sociedad nos vea como un ser como cualquier otro".
Rocha también conoció al MST a través de una amiga. Antes de conocer el movimiento, lo criticaba. "Pero cuando comencé a ser parte de esta lucha, llegué a entender lo que estaba haciendo esa gente por sus derechos, por la igualdad social, por la vivienda, para ser reconocida frente a la sociedad que nos expone a tantas cosas", detalla.
Asimismo, en sus palabras, el MST es más que eso. "No se trata solo de luchar por la tierra, sino también de aprender. Luchamos por la igualdad social, por el reconocimiento". Ella afirma que llegó a entenderse como una mujer trans participando del MST. Agricultora, 'cirandeira', trabajadora doméstica y manicura, Rocha también cuida niños –con quienes se lleva muy bien– en las actividades del MST y es coordinadora del colectivo LGBTQIA+ en Rio Grande do Norte.
Edición: Rodrigo Durão Coelho