En Estados Unidos, la xenofobia es una pandemia en sí misma, y sus causas y consecuencias pasan por el discurso. Quien lo afirma es la profesora de psicología de la Universidad de Santa Clara, Sherry Wang. Tras estudiar la comunicación sobre enfermedades como el ébola, el zika o el VIH, entre otras, ella concluyó que los términos elegidos para designar a ciertos agentes, como el "virus chino", en el caso del nuevo coronavirus, son un reflejo de prejuicios arraigados en la cultura estadounidense.
"Nosotros enmarcamos rápidamente estas enfermedades como algo extranjero y asociamos a los extranjeros con algo sucio, contaminado", explica Wang a Brasil de Fato.
Para Wang, toda esa agitación social se basa en la supremacía blanca que se disfraza de patriotismo. "Con la 'excusa' de ser un ciudadano patriótico, creamos la narrativa de 'nosotros contra ellos' y promovemos consciente e inconscientemente políticas de exclusión", afirma.
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Hace una semana, un hombre blanco asesinó a ocho personas en la ciudad de Atlanta. Seis de las víctimas eran mujeres asiáticas, lo que indica que se trata de un delito de odio.
Una encuesta realizada por el periódico USA Today mostró que el 17% de los asiático-estadounidenses encuestados dijo haber sufrido algún tipo de acoso físico, verbal o sexual. El año pasado, ese margen fue del 11%.
El aumento de estos casos, para Michael Woo, político y ex decano del Departamento de Diseño Ambiental de la Universidad Politécnica del Estado de California, está relacionado con las declaraciones de líderes como Donald Trump, que intentan culpar a China por la pandemia.
"El discurso del ex presidente y de algunos de sus partidarios dio permiso a algunas personas para actuar con violencia", analizó. "Pero creo que la pandemia sólo ha sido una ocasión para sacar a relucir el odio contra los asiáticos, porque China, como nación en ascenso, ha sido tratada como una amenaza para la hegemonía estadounidense en el escenario geopolítico", concluye.
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En otras palabras, Woo cree que la ola de violencia contra la población local asiática está relacionada con la inseguridad económica, una visión validada por la perspectiva histórica.
Masacre en Los Ángeles
Hace 150 años, la ciudad de Los Ángeles, California, fue el escenario del primer ataque masivo contra la población china en Estados Unidos.
Se estima que 18 inmigrantes chinos fueron víctimas de un linchamiento en la ciudad, que vio destruido el barrio Chinatown.
El profesor de Historia de la Universidad de Yale, John Faragher, escribió sobre ello en su libro Eternity Street y explicó la tragedia. "El odio a la población extranjera comienza en la amenaza económica, porque la gente asume que estos forasteros aceptarán salarios más bajos y peores condiciones de trabajo, reduciendo así sus opciones", dice.
Fue precisamente ese terror competitivo el que motivó el ataque de 1871. “Los chinos que llegaban aquí trabajaban en las minas y en las obras de construcción, y la molestia por su llegada y presencia dio lugar al lema ‘Los chinos tienen que irse’, que fue el punto de partida de las primeras restricciones a la inmigración en Estados Unidos", asegura.
Como agravante, Faragher recuerda que los estadounidenses no saben distinguir entre los distintos pueblos asiáticos, y que todos ellos, ya sean japoneses, coreanos o vietnamitas, acaban siendo víctimas de la misma violencia.
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Aunque no se siente personalmente amenazado, Michael Woo reconoce que muchos de sus compañeros en EE.UU. se muestran aprensivos ante los últimos acontecimientos, e insta a los medios de comunicación y a las universidades a estudiar más los prejuicios contra esta parte de la población.
"En una entrevista me preguntaron si el odio contra los asiáticos es algo nuevo en Estados Unidos, y es chocante ver que casi nadie habla de esa masacre de Los Ángeles ni de otros casos emblemáticos, como el asesinato de cuatro japoneses en la época en que Japón se convirtió en una potencia automovilística", lamenta.
Con la repercusión del último crimen registrado en Atlanta, los expertos esperan que el país se ponga la mano en la conciencia y reconozca lo grave y cruel que es la xenofobia que albergan contra los grupos minoritarios.
"Para solucionar esto, como sociedad tenemos que reconocer lo racistas que somos y lo xenófobos que somos. Y cómo todo está arraigado en el aire que respiramos, en el agua que bebemos, porque automáticamente pensamos que las personas son extrañas si no encajan en los moldes de lo que vemos en los medios de comunicación, lo que oímos y lo que suponemos que se parece a un estadounidense”, dice Sherry Wang.
La profesora también recuerda lo nefastas que fueron las dos últimas campañas presidenciales en el país, en las que el candidato republicano Donald Trump adoptó el lema "Make America great again". "Reproducimos mensajes como "Recuperemos América", y me pregunto: ‘¿Recuperar el país de quién?’".
Los inmigrantes representan 3,7% de la población estadounidense actual, según un estudio de la agencia de investigación Pew. El 77% de los extranjeros que viven en Estados Unidos tienen documentos, y los chinos son el segundo grupo más grande de inmigrantes en el país, después de los mexicanos.
Edición: Camila Maciel