El candidato a presidente Jair Bolsonaro (PSL) se ha rodeado de nombres provenientes de los altos niveles de de las instituciones financieras y grandes compañías, que ya pasan a ser contemplados como posibles gestores en un eventual gobierno del líder del PSL, en caso de que el candidato salga victorioso en esta segunda vuelta.
Aunque sin ninguna información oficial por parte de Bolsonaro, tras bastidores se mencionan nombres que serían parte de los altos niveles del gobierno, figuras como el actual presidente ejecutivo del Bank of America en América Latina, Alexandre Bettamio; el presidente del consejo de administración de la operadora celular TIM, João Cox; y el director ejecutivo de la Bozano Investimentos Sergio Eraldo de Salles Pinto, compañía que tiene a Paulo Guedes como uno de sus socios.
Conocido por la defensa de políticas neoliberales, Jair Bolsonaro señaló a Guedes como su probable ministro de Hacienda. El equipo de Bolsonaro también ha conversado con nombres como la ex presidenta del BNDES Maria Silva Bastos Marques; y el presidente de la multinacional Goldman Sachs en Brasil, Roberto Campos Neto.
A pesar de no haber ninguna definición de nombres y cargos a ser eventualmente ocupados, se contempla tras bastidores, que los ejecutivos podrían tener funciones de gestión en los bancos públicos, en el Banco Central y en otros órganos ligados al Ejecutivo federal.
En general, los nombres que orbitan en torno al equipo del líder del PSL se destacan por su perfil elitizado y su vinculación con grandes empresas o bancos. Estas características levantan críticas de parte de diferentes especialistas que acompañan el escenario político.
El presidente del Consejo Federal de Economía (COFECON), Wellington Leonardo da Silva, por ejemplo, destaca la preocupación con lo que llama “privatización del Estado”. Él subraya que el problema es antiguo, afecta a la soberanía nacional y puede ser ejemplificado por medio de la relación de los gobiernos con la deuda pública brasileña.
La mayor parte del presupuesto público ha sido destinada, a lo largo del tiempo, para pagar intereses de la deuda, que nunca pasó por auditoria pública y es señalada como una vía de multiplicación de las ganancias del sector financiero. La selección, para el gobierno federal, de perfiles que dialogan directamente con ese sector tienden a agravar aún más problema, según proyecta el presidente del COFECON.
"Es acabar con la fuerza del Estado y colocarlo al servicio del rentismo, sin políticas públicas, sin derechos sociales, sin nada que esté al servicio de los intereses de la sociedad y del pueblo. Lo que quieren es actuar, cada vez más, como lo hacen desde hace ya mucho tiempo, como buitres de los recursos públicos del Estado brasileño”, critica.
El investigador Matheus Magalhães, analista político del Instituto de Estudios Socioeconómicos (INESC), llama la atención sobre la relación entre la proximidad de Bolsonaro con esos actores y la futura conducción de las políticas económicas y sociales del país.
Para él, la posible selección de nombres de la elite bancaria y ejecutiva para la composición del gobierno trae el riesgo de problemas sociales en mayor escala debido a la identificación de estos perfiles con la lógica de reducción del Estado, lo que, consecuentemente, comprometería la ejecución y la oferta de servicios públicos.
"Es alguien que viene, de hecho, a traer un ajuste neoliberal más agudo para el Estado y para la economía brasileña. Son nombres volcados a una política económica específica, que es una política de desigualdad social."
Técnicos vs. políticos
Bolsonaro ha dicho a la prensa que pretende hacer un gobierno con cuadros más técnicos y menos políticos.
Para el economista Roberto Piscitelli, profesor de Finanzas Públicas de la Universidad de Brasilia, la idea, que ha sido usada como uno de los mantras de la campaña del PSL, traduce una “visión parcial y distorsionada del sistema político”. El resalta que existen niveles de la administración pública que son necesariamente políticos, aunque sean también técnicos.
“No existe esa dicotomía que muchas veces establecemos de si el cargo es estrictamente político o estrictamente técnico. Incluso dentro de las organizaciones usted tiene, para niveles diferentes, formaciones más especificas para determinados cargos y formaciones más generales para otros", afirma.
Piscitelli pondera además que la selección de los nombres para los primeros niveles del gobierno depende fuertemente de la realidad del Poder Legislativo. Como el jefe del Ejecutivo necesita de una base de apoyo para la aprobación de medidas y proyectos, es preciso necesariamente negociar con diputados, senadores y sus partidos sobre como se va a dar la disposición de los cargos.
A partir del próximo año, la Cámara de Diputados deberá contar con el mayor número de partidos desde la redemocratización del país: serán 30 en total. Piscitelli añade que la composición de cargos por medio de la política es también lo que otorga espíritu a cada gobierno.
“En cualquier país democrático del mundo, existe una coalición, una composición para formar una mayoría todo lo estable posible que de equilibrio y posibilite una continuidad a las acciones de gobierno. El [Bolsonaro] tendrá que negociar con los dirigentes de los partidos”, finaliza el profesor.
Edición: Pedro Ribeiro Nogueira | Traducción: Pilar Troya