Con poco tiempo de horario electoral, esquivo sobre economía en sabatinas y en las redes sociales, con un discurso de campaña enfocado en el anti-petismo, es difícil captar, en una primera mirada, cuáles son las propuestas reales de Jair Bolsonaro para Brasil. Sus asesores más cercanos, sin embargo, son buenas pistas para entender lo que su candidatura propone para el país.
El grupo más cercano a Bolsonaro está compuesto, además de familiares, por un gurú económico ultra liberal – a favor de privatizaciones y propuestas extremadamente polémicas, militares de línea dura y políticos de la bancada BBB (buey, bala y Biblia).
Guru Económico
En entrevistas, Bolsonaro remite a Paulo Guedes las preguntas que recibe sobre el programa económico, lo le valió al asesor el apodo de “Posto Ipiranga” en alusión a un anuncio publicitario de una gasolinera en el cual el protagonista responde a todas las preguntas: en el Posto Ipiranga.
Guedes se formó académicamente en la Universidad de Chicago, institución conocida por su línea ortodoxa y liberal en la economía. Defiende propuestas como la privatización de todas las empresas estatales, el retorno de la Contribución Provisional por Impulsión Financiera (CPFM) y cuota única para el Impuesto a la Renta, lo que llevaría a que los pobres paguen más y los ricos menos. Después del anuncio de algunas de estas medidas – y la consiguiente repercusión negativa, el candidato pasó a desagendar su presencia en eventos públicos.
Las propuestas de Guedes para economía, según Juliane Furno, doctoranda en Desarrollo Económico en la UNICAMP, presentan un grado de radicalidad que es, desde el punto de vista económico, inédito en el debate brasileño.
“Pablo Guedes dijo que creía que el problema del gobierno de Fernando Henrique Cardoso era que había sido demasiado socialdemócrata, clamando por un liberalismo puro. Es un legítimo representante de la Escuela de Chicago. Tiene una propuesta liberal que nunca vimos que la derecha en Brasil lleve adelante con tanto ahínco. Es un programa diferente de aquel del gobierno de Temer. Camina por un sendero cercano, pero es mucho más radical. Habla de recaudar dos billones de reales en los cuatro años de gobierno vendiendo absolutamente todas las empresas estatales. El equilibrio macroeconómico es más importante que cualquier otra cosa, no hay propuesta de generación de empleo. “Es que el Estado deje de invertir”, analiza Furno, que también es columnista de Brasil de Fato.
Fantasmas
El ex militar Hamilton Mourão (PRTB), candidato a vicepresidente de Bolsonaro, es conocido por sus expresiones polémicas. Defendió la intervención militar durante el gobierno Dilma Rousseff.
Durante un evento en Caxias do Sul, en Rio Grande do Sul, el general retirado hizo declaraciones racistas al afirmar que el brasileño heredó la “indolencia” de los indígenas y la “delincuencia” de los negros esclavizados.
Recientemente, Mourão criticó la existencia del 13º salario, siendo desautorizado por la propia campaña de Bolsonaro, lo que no le impidió repetir esa posición. Se coloca como “propagandista” de la campaña, mientras que Bolsonaro sería el “agitador”. Es decir, en su propia visión, es el formulador de la línea política mientras Bolsonaro sería sólo la figura pública.
Augusto Heleno (PRP), comandante de las tropas en Haití, fue cotizado a vice, pero su partido no se adhirió formalmente a la campaña. Se ve como el puente entre Bolsonaro y los altos oficiales de las Fuerzas Armadas.
BBB
También están en la órbita de Bolsonaro un grupo de congresistas vinculados a la bancada llamada BBB: de la bala – contra el desarme y financiada, hasta 2014, por la industria de armamentos y municiones; de la Biblia, compuesta por políticos relacionados a denominaciones neo-pentecostales que sostienen visiones contrarias a la laicidad del Estado; y del Buey, que actúa en defensa del agronegocio.
Se destacan los diputados federales Major Olímpio (Partido Social Liberal - Sao Paulo), Fernando Franchischin (PSL-PR) y Onyx Lorenzoni (Demócratas -Rio Grande do Sul), además del senador Magno Malta (PR - Espirito Santo). Los dos últimos desempeñan um papel fundamental de articulación política con los partidos del llamado "centrón", con miras a la segunda vuelta.
Esta semana, el Frente Parlamentario Agropecuario, que representa los intereses del agronegocio, declaró su apoyo a Bolsonaro. Así como el líder de la Iglesia Universal Edir Macedo.
Herencia reaccionaria
Bolsonaro tiene tres hijos en la política: Eduardo, diputado federal; Flávio, diputado estatal de Rio; y Carlos, concejal de la ciudad de Rio. Ellos actúan en redes sociales rebajando críticas a la candidatura del padre. Y se disputan con los líderes tradicionales del PSL la conducción de la campaña. También están protagonizando, en discursos y en las redes sociales, ataques machistas, homofóbicos y en apoyo a la dictadura y a la tortura.
Jefe del partido
Gustavo Bebbiano, abogado y responsable jurídico de la campaña, se convirtió también en presidente interino del PSL, octavo partido del que Bolsonaro ha sido miembro. Fue él quien negoció su ida a la agrupación. En cuanto el movimiento fue confirmado, pasó a sustituir a Luciano Bivar, fundador y “dueño” del partido en el mando de la agremiación. Afirmando no “entender de política”, dice que su papel es proteger a Bolsonaro de polémicas internas.
Evaluación
El profesor de Derecho de la Unifesp e investigador del período dictatorial brasileño, Renan Quinalha, evalúa que el Bolsonaro es un actor político que da voz y fuerza material a un ideario antiguo no sólo en la sociedad brasileña, sino en el mundo. El investigador cita, por ejemplo, el objetivo del fascismo italiano de crear un "nuevo hombre" pautado por valores como la "virilidad y masculinidad" exacerbadas.
"Yo no veo como una novedad esa conjugación de una ideología conservadora en términos morales, de las costumbres, sexualidad, género, etc. y una derecha tradicional en sentido estricto. Hay varios indicios de cómo el pensamiento de la derecha latinoamericana juntaba pensamiento religioso conservador con militarismo ", afirma.
Quinalha asocia el patrón discursivo de Bolsonaro con la experiencia históricamente reciente de la dictadura militar brasileña.
"Las dictaduras del Cono Sur, desde las décadas de 1950 y 60, de alguna manera evidenciaron eso. Es un pensamiento que estuvo presente en una parte de la sociedad. En la dictadura brasileña, hubo políticas sexuales muy específicas para imponer un patrón de familia y de ciudadano que respondía a esa moral conservadora. Es evidente que hay diferencias y particularidades históricas, pero hay similitudes muy fuertes. En las costumbres es muy retrógrado, en la política es muy autoritario y oscila en la economía: entre el intervencionismo autoritario del Estado o una visión más neoliberal, que no es incompatible con ese pensamiento", evalúa.
La asociación entre pensamiento autoritario y liberalismo económico citada por Quinalha no es, en esta perspectiva, una novedad en América Latina, habiendo sido los ingredientes que dieron forma a la dictadura chilena de Augusto Pinochet, que contó con la participación activa de intelectuales ligados a la Escuela de Chigago. Es lo que recuerda Juliane Furno, columnista de Brasil de Fato y doctoranda en la UNICAMP.
"Mirando nuestra dictadura, fue autoritaria desde el punto de vista político y extremadamente estatizante. Creó 113 empresas estatales. Muy diferente de la dictadura chilena, que fue liberal. [La propuesta de Bolsonaro] reúne esas características: un gobierno más autoritario con un programa extremadamente liberal ", dice.
Quinalha apunta que las diferencias en el modo de transición hacia la democracia entre las dictaduras brasileñas y chilenas ayudan también a explicar nuestro momento político. Mientras el país vecino castigó a las autoridades públicas participantes del régimen autoritario, como el propio Pinochet, Brasil no constituyó una efectiva Justicia de Transición, lo que hizo que el proceso de apertura política, el más largo del continente, fuera "controlado desde arriba" .
"Brasil es el único país del mundo que creó una Comisión de la Verdad para meses después comenzar un proceso de degradación institucional y de ruptura democrática con el impeachment, que abrió la puerta para todo lo que estamos viendo. Es muy sintomático que la Comisión de la Verdad, cuya función es evitar retrocesos autoritarios, [clausurar su trabajo y] ser sucedida por ese proceso. El proyecto de transición brasileña fue en realidad un proyecto de institucionalización del autoritarismo ", indica.
Para el investigador, ese sería uno de los factores que, posiblemente, explican la naturalidad con la que Bolsonaro presenta una plataforma calcada en la memoria de la dictadura y, en el mismo sentido, en los reiterados homenajes del candidato al mayor torturador brasileño, el coronel Alberto Brilhante Ustra. Lo que también sirve para explicar la visión del candidato del PSL.
Edición: Katarine Flor | Traducción: Resumen Latinoamericano