Lurian Cordeiro da Silva, de 44 años, es la primogénita del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. En 1989, cuando tenía apenas 15 años, fue víctima de una mentira diseminada en los medios con el objetivo de impactar la candidatura de Lula a la Presidencia de la República, como de hecho ocurrió. “Para mí suerte, tuve una buena estructura familiar”, afirma, al comentar los diversos rumores creados para difamar a Lula y a su familia en aquella época”.
Así como su padre, es militante del Partido de los Trabajadores (PT), activa en la lucha por la libertad de Lula. Visitó a su padre en la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba y está participando en actividades de solidaridad y apoyo al ex mandatario.
En entrevista exclusiva con Brasil de Fato, Lurian cuenta como la familia está enfrentando la detención de Lula, habla sobre el ánimo de su padre para seguir en la lucha por la democracia y llama al pueblo brasileño: “no podemos desistir”.
Lea la entrevista completa a continuación:
Brasil de Fato: Lurian, en primer lugar me gustaría preguntarte ¿cómo la familia de Lula da Silva está enfrentando esta situación desde el encarcelamiento de su padre?
Lurian Cordeiro da Silva: Estamos en una lucha constante. Obviamente, el proceso es muy penoso para nosotros. Por un lado es muy frustrante, pero hemos vivido la vida normalmente, trabajando, estudiando y continuando con nuestras vidas. Yo particularmente estoy participando en muchas actividades, actos organizados por el PT, PSOL [Partido Socialismo y Libertad], PCdoB [Partido Comunista de Brasil]. Voy a las actividades a las que me invitan porque hay que confortar a las personas, insistir en el resurgimiento de la democracia, pues está en proceso de desaparición. Y la prisión de mi padre, que es una prisión política, es una señal del fin de la democracia, no solo para nosotros de izquierda, sino para todo el país. La prisión es una injusticia desmedida contra el político, pero también contra el ciudadano inocente, que es mi padre, el abuelo de mis hijos y el bisabuelo de mi nieta.
Usted estuvo en la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba. ¿Cómo está el ánimo del ex presidente?
Él es sorprendente, porque llegamos allí y no se desanima. Está bien, leyendo, mirando partidos de fútbol... Pienso que cuando la persona tiene la certeza de que es inocente, aun cuando sea víctima de una gran injusticia, se queda tranquila. Está indignado, pero firme. Está dando tiempo al tiempo. Sabe que la verdad llegará, está en camino, por ejemplo, con la ocupación del MTST [Movimiento de Trabajadores Sin Techo] que mostró las fotos del apartamento triplex. La verdad siempre aparece.
¿Y las cartas que le envían, él las lee?
Ahora hay un proceso de selección en el Instituto [Lula], porque hay que abrir los sobres y las cajas. Entonces las cartas son enviadas al Instituto Lula, el personal selecciona las cartas y las envía a Lula en la sede de la Policía Federal. Pero está leyéndolas. Y es importante que le sigan enviando cartas. Este afecto lo conforta y a nosotros también. Él escucha los gritos de buenos días, buenas noches, la música del campamento. Queda muy conmovido y está muy orgulloso de los militantes que están en las calles, en la lucha. Sentimos eso cuando lo vemos.
Lula está muy apegado a sus nietos. ¿Cómo están soportando la prisión del abuelo?
El primer nieto que le visitó fue Tiago. Mi hija Bia es la mayor de los nietos, Tiago es el segundo. Ella cumplirá 23 y él 21. Los dos lidian con la situación así como nosotros. João, mi hijo de 13 años, se emocionó mucho en el sindicato [de Metalúrgicos de ABC]. Esta generación gamer no está muy interesada. Pero ahora él pregunta sobre todo, busca en internet, tiene ganas de conocer la historia del abuelo. Percibe que lo que vivimos en el sindicato es histórico. No sé cuál es la comprensión de los pequeños sobre la prisión, pero saben que el abuelo sufrió una injusticia, que está penalizado porque atendió a las personas más pobres y que la élite de Brasil no admite un gobierno popular que saque a las personas de la miseria. Y Analua, su bisnieta, va a visitarlo esta semana por primera vez.
¿El aislamiento al cual está sometido preocupa a la família?
Lula es alguien que vive de la comunicación, que vive dialogando con mucha gente. Al mismo tiempo que esa sala donde está fue preparada para recibirlo, la ausencia de comunicación, la ausencia del derecho a recibir visitas es lo que nos preocupa, porque es una decisión arbitraria. Hay una absurda mala voluntad de la jueza y del juez Sergio Moro en querer impedir la visita de los gobernadores, de Dilma, de Leonardo Boff, impedir la visita de la comisión de diputados. Creo que no hay un buen criterio por parte de la jueza. Está irrespetando la Constitución otra vez, pues todos los reclusos tienen derecho a recibir visitas de amigos, abogados y familia. Pero él está en confinamiento solitario. No sé a dónde pretenden llegar los jueces con este aislamiento de Lula.
¿Cómo ustedes, los hijos, enfrentaron los constantes rumores sobre una presunta fortuna que la familia de Lula habría acumulado?
Yo más que nadie soy víctima de rumores desde 1989. Mi imagen fue utilizada en las elecciones de ese año, cuando mi propia madre fue a la televisión a acusar a mi padre de haberle exigido que se hiciera un aborto y los medios han utilizado ese discurso. Para mi suerte, tuve una buena estructura familiar porque fui criada por mi abuela materna, que desmintió todo lo que mi madre dijo. Pero hasta hoy algunas personas me miran y dicen “ah, eres la niña del aborto”. Después hubo una historia que yo era dueña de una ONG que recibió 2,5 millones o mil millones de dólares. Después hubo un rumor de que Lula había cambiado el modelo de los enchufes porque la fábrica era mía. Después hubo el rumor de que Luiz Cláudio [otro hijo de Lula] era dueño de miles de equipos de fútbol. La creatividad de las personas es enorme. Para mi familia es muy triste. Como si no pudiéramos tener nuestras vidas. Fotografían cosas absurdas y dicen “mira el hijo de Lula en un restaurante caro. Mira el hijo de Lula en un yate”. Un parlamentario de Santa Catarina usó la tribuna para decir eso. “Miren, porque los hijos de Lula en un barco, en un yate, con mujeres y bebidas”. Me gustaría que comprobasen que eran los hijos de Lula. Entonces la creatividad y la maldad de las personas es muy absurda.
Como militante del PT, ¿cómo analiza el hecho que el PT haya atraído nuevos militantes tras la detención de su padre, más allá de su liderazgo en las encuestas electorales?
Pienso que las personas empiezan a percibir lo que está pasando en Brasil. Participé en muchas caravanas y durante la caravana en la región sur del país vivimos momentos de mucha violencia. Desde que llegamos a la ciudad de Chapecó hubo muchos episodios tristes, como la pedrada que lastimó a Paulo Frateschi, entre otros. Y percibimos que entre las personas que estaban al otro lado había una mayoría odiosa, pero otra parte nunca había escuchado hablar a Lula. Esa observación, quien la hizo fue el diputado Decio Lima, que me dijo: “Lurian, mira que cuando tu padre habla, ellos se quedan en silencio”. Nunca habían escuchado a mi padre hablar. Eso va cambiando la formación de esas personas, su modo de pensar, y pasan a comprender que son manipulados por los medios, por el poder judicial. Sin contar que mucha gente que era contraria a Lula se sensibilizó con la forma en que ocurrieron la condena y la prisión. Antes yo recibía miles de mensajes agresivos. Hoy recibo un montón de mensajes solidarios, los agresivos desaparecieron. Hay personas en las redes sociales que no son nuestros electores pero que me envían mensajes de afecto, de solidaridad. Pienso que hay mucha gente que iba a las manifestaciones de la derecha, pero que ahora empiezan a ver lo que están haciendo con nuestro país y por eso han cambiado su intención de voto, piensan en afiliarse al PT. Y eso es lo que necesitamos ahora: rescatar la esperanza del pueblo brasileño.
¿Qué le diría a esos millones de brasileños y brasileñas que permanecen firmes apoyando a Lula?
Primero me gustaría agradecer a cada brasileño, cada brasileña que nos envía mensajes, que envía cartas a Lula, que ora por él. Hay que decir que el camino de nuestra lucha es muy difícil, que la lucha será ardua, pero que tenemos la certeza de nuestra victoria y por ello necesitamos a cada una de esas personas, porque cada uno de nosotros es un poquito de Lula. Todos los brasileños y brasileñas son un un poquito de Lula y no podemos renunciar a la resistencia, sea en las calles, en el trabajo, en los buses, en las escuelas, en la universidad, hay que contar la verdad a las personas que no creen, que no tienen esperanza, a las que dudan. No podemos desistir. Tenemos que defender a Lula, sí, llevando la verdad, la información. Pues, ¿tiene dudas? Averigua, no seas víctima de los medios golpistas. Hoy en día hay una gran cantidad de fuentes para chequear la información. Es muy importante divulgar la verdad. Porque un día las máscaras caerán.
Edición: Juca Guimarães | Traducción: Luiza Mançano