El miércoles (11), día en que fue marcada la votación en el Senado la admisibilidad del proceso de impeachment que puede apartar a la presidenta Dilma Rousseff (PT) por 180 días del cargo, Brasil de Fato salió en la capital paulista para escuchar la opinión en las calles. La mayoría de los hombres y mujeres consultados se manifestaron desesperanzadas y descreen de la política.
En un día convulsionado, el ritmo de la Terminal Parque Pedro II, en el centro de la ciudad, sigue normalmente. Entre las personas que se recusan a hablar, algunas por timidez y muchas alegando “no entender de política” y, por eso, prefirieron no dar su opinión. Es nítido también el sentimiento de que los gabinetes están cada vez más ajenos al cotidiano de las personas.
“Ellos hablan por ellos mismos allá adentro. Dicen que nos representan, pero es no verdad”, dijo la vendedora Deise Moura, de 33 años. Ella aún no tiene una posición definitiva sobre el proceso de impeachment. “Si ella [Dilma] hizo algo errado, ella debería pagar. Pero creo que debería haber sido investigado mejor”, cuestiona.
La vendedora se dice a favor de que la población tenga acceso irrestricto a las informaciones de los gobernantes. “Tenemos que saber un poco más de todos los políticos. El acceso a la información es muy ventajoso”, dijo. Pero, para Deise, no habrá alteraciones significativas en la crisis económica con Michel Temer (PMDB) asumiendo el cargo de presidente. “Yo creo que no va a cambiar, porque él va a gobernar para los ricos. Pero parece que él está prometiendo hacer una revolución allí dentro, comenzando por cortar muchos ministerios”, apuntó.
Josualdo*, trabajador industrial de 38 años, tiene la misma sensación. “Nosotros votamos, creyendo que ellos van a cambiar algo, pero después no los conocemos más. Promesas son fáciles”. Él relata que en 2014 no votó ni por el PT ni en el PSDB. Y, sobre el impeachment, está indeciso.
“Por un lado, veo que Dilma hizo bastantes cosas por nosotros los pobres, por los negros: facultad, Bolsa Família [programa de asignaciones]. Pero por otro, está esta crisis, dicen que ella desvió recursos”, dice Josualdo. Cuestionado sobre la responsabilidad de Dilma, él afirma “que ella no gobierna sóla”, pero observa el ambiente de la política institucional como “una mafia”. “Aquello [el Congreso] es una cúpula. No da. Son muy corruptos”, evaluó.
Procesada por causa de atrasos en el repase del Tesoro Nacional para bancos públicos, el motivo por el cual Dilma probablemente será desplazada es un punto de confusión y desinformación de la sociedad brasileña. “¿Qué crimen ella cometió?”, cuestiona Josualdo. “¿Es un crimen contra la población? ¿Económico? Siento que eso no está bien explicado”, reclamó.
Sin embargo, para la pasante universitaria Jéssica Cândida, de 24 años, “no hubo crimen” y esta es la razón que la coloca contra el proceso instaurado contra la presidenta. La estudiante, que no votó por Dilma, cree que la presidente debería terminar el gobierno. “Si quisiéramos cambiar algo, tenemos que esperar otra elección”, dijo.
Así también opinó la peluquera Milka Correia, de 21 años. Ella es contundente al decir que considera el impeachment un golpe. “Ella no cometió ningún crimen. Y colocar a Temer es empeorar la situación, porque él es acusado de corrupción”. Milka afirma que no votó en Dilma porque aún no tenía titulo de elector en la época, pero que ella apoya al gobierno. “Y tienen un componenete de machismo ese golpe, ¿no? Es la primera presidenta mujer en el país”, evaluó.
La empleada de comercio Maria Teresa Rocha, de 37 años, dice que no apoya el impeachment por causa de Temer. “Apoyaría se no fuese él quien entrase. Él tendría que mostrar que va a ser diferente”, declaró. Para ella, que votó en Dilma en las elecciones en 2010, la presidenta “erró mucho”. Maria afirma que lo que la decepcionó del gobierno fueron “cosas que ella prometió y no cumplió”, por eso, en las elecciones del 2014, votó nulo.
Quien apoya firmemente la salida de Dilma es el vigilante José Carlos de Jesús, de 43 años. Él dijo que hace tiempo que no vota más en nadie, porque tiene el titulo de elector en el estado de Bahía y nunca regularizó en São Paulo. “Yo creo que es bueno ella salir. Ella robó mucho. Y mira todo el desempleo”, criticó. Él se mostró desesperanzado, sea cualquiera el gobierno entrante. “Dijeron que con él va a mejorar. Pero siempre dicen eso”, declaró.
La profesora Vanda*, de 58 años, prefirió no da ninguna sentencia. “No tengo mucho interés, porque sé que nada va a cambiar”, afirmó.
En la Terminal Sacomã, en la zona sur de São Paulo, el representante comercial jubilado Nelson* leía la Revista Veja. Para él, “pasó la hora” de Dilma salir del gobierno. Él concuerda con el impeachment porque se dice contra el PT desde el comienzo. Él siempre vota en el PSDB. “La única vez que tuve que hacer una elección fuera, fue entre [Paulo] Maluf y [Luisa] Erundina [ambos diputados estaduales y disputaban el municipio de São Paulo, en 1988]. Y voté por Maluf [en la época, del PDS y, actualmente, del PP]”, dijo.
“Pero el PT no es el único partido corrupto. Sólo sacando todo el mundo que está allí”, criticó. Para él, las pautas prioritarias para el cambio de escenario político son la reforma tributaria y la reforma de la previdencia.
En la estación también estaba la jubilada Rituko Ariki, de 72 años, ella votó en Dilma en las últimas elecciones presidenciales, pero afirma no saber si el proceso de impeachment es correcto o no. “Mira, no entiendo de política. Pero fue lo que sentí. Voté en ella porque quería un cambio. Sólo hombres, sólo hombres. Creí que una mujer podría cambiar un poco las cosas”, dijo. Ella cree que aún no teniendo opinión formada, la presidenta no debería deja el cargo. “Creo que no es bueno ella salir ahora”, dijo. Su impresión es que la oposición impidió el trabajo de la petista. “Las personas sólo reclaman y no hacen nada. Cada uno tiene que hacer su parte también. Y trabajar por Brasil. Entender como interferimos en el gobierno”, dijo.
*Entrevistados no quisieron informar su apellido
Edición: Camila Macial
Traducción: María Julia Giménez
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