El pedido de destitución de la presidenta Dilma Rousseff entra en momentos de definición, mientras recrudece la ofensiva de sicarios y policías estadales contra los movimientos populares. Sobre ambos temasNotas dialogó con Joaquim Piñeyro, de la Coordinación Nacional del Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil.
Se trata de una semana decisiva para Brasil, y por su peso específico, también para el futuro inmediato en la geopolítica continental. La ofensiva de la derecha está en la recta final. Tras el ingreso en la Cámara de Diputados del pedido de impeachment, se espera su tratamiento entre el viernes 15 y el domingo 17 de abril. Con este escenario, durante toda la semana se realizarán actos y movilizaciones masivas, a favor y en contra de la destitución. A su vez, todavía está muy fresco el recuerdo del asesinato de los militante del Movimento de Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST), ocurrido el jueves 7 de abril.
– ¿Cómo analizas lo que se vive actualmente en Brasil? ¿Qué va a pasar en esta semana clave?
– La coyuntura política en Brasil está muy intensa, muy preocupante. Primero porque esta semana está sujeto a votación en la Cámara de Diputados el impeachment de la presidenta Dilma. Empezó la votación y pretenden que este proceso concluya el domingo. Todo está muy incierto: el gobierno dice que tiene los votos para derrotar a los golpistas, y los golpistas ya están cantando victoria.
Hay una división muy clara entre la izquierda y la derecha. Los sectores de izquierda estamos movilizando contra el golpe; y así lo nombramos: este proceso es un golpe. Dilma no está juzgada por nada concreto. Es un proceso político que quiere la derecha para derrotar al PT, a Dilma y por supuesto, también a Lula.
¿Qué estamos haciendo nosotros, los movimientos populares? Desde el MST estamos organizados en el Frente Brasil Popular, que construimos desde el año pasado. Allí hay varios movimientos populares: campesinos, obreros, estudiantes, las pastorales sociales. Desde este espacio en esta semana estamos con varias actividades en todo el país.
Aquí, en Río de Janeiro, el lunes (11 de abril) hicimos un acto nacional, con la presencia de artistas e intelectuales importantes, que estuvieron en la calle también por la democracia y contra el golpe, como Chico Buarque, Beth Carvalho, Leonardo Boff, entre otros. Y así como en Río, en otros estados también hay otras actividades. Y desde el domingo estamos montando en Brasilia, un campamento con varias fuerzas populares. El MST está allí ayudando a coordinar eso.
También es importante saber que también la derecha está montando su campamento. Así que esta semana va a ser intensa, va a haber actividades de ambas partes. Es un momento de lucha: sabemos que sólo con la presión callejera vamos a presionar a los diputados para que no voten a favor del golpe.
La otra información importante de la coyuntura es que salió una reciente encuesta donde se preguntaba por el próximo presidente de Brasil. Lula aparece a la delantera, después viene Marina Silva y por debajo el candidato del PSDB, Aecio Neves. Entonces, Lula, que viene sufriendo cotidianamente ataques de los medios corporativos en su contra, e incluso judiciales, aún con todo eso las encuestas muestran que gran parte de la población lo quiere como presidente en 2018. La derecha imaginaba que con esos ataques podía sacarlo de la carrera presidencial, pero al revés, Lula salió más fortalecido de ese proceso.
Estuvo en el acto del lunes en Río y sigue presente en muchos otros actos, donde participa mucha gente, principalmente de los sectores más pobres de la población brasileña. Es decir, sigue demostrando mucha fuerza de movilización, carisma y liderazgo para 2018.
– Por otro lado, la semana pasada fueron asesinados dos integrantes del MST en Parana. ¿Qué nos puedes decir de esta situación, a pocos días del hecho?
– Esto está dentro del contexto de la lucha por la tierra en Brasil. El MST existe justamente porque en este país nunca se ha hecho la reforma agraria y por lo tanto nuestra principal bandera de lucha es la toma de la tierra.
Este latifundio que ocupamos en 2014, supuestamente pertenecía a una empresa maderera llamada Araupel, ahí en el estado sureño de Parana. Después que hubo un proceso para verificar la autenticidad de los documentos, se comprobó que no pertenece a Araupel sino al Estado brasileño. Por lo tanto el MST comenzó un proceso de ocupación de la tierra.
Por supuesto que esta empresa no aceptó esta decisión y como el estado de Parana es gobernado por el Partido de Social Democracia Brasileña (PSDB, centroderecha), se coordinaron. El gobernador Beto Richa es conocido nacionalmente porque ha atacado a los profesores y a los maestros con mucha violencia, es una policía estadal muy violenta. Y esta policía, en coordinación con Araupel organizó el ataque, que resultó en la muerte de dos compañeros (Valmir Brodim y Leomar Bhorbak) y más de 20 quedaron heridos. Y dos están en la cárcel. La policía dice públicamente que fue atacada, pero al contrario, no sufrió ningún tipo de ataque y lo que hicieron fue asesinar a nuestros compañeros.
– Frente a esto, ¿cómo actuó el movimiento y cómo siguió la situación?
– Hicimos una gran actividad en solidaridad con todas las familias que están ahí y pedimos al gobierno federal que envíe fuerzas federales para proteger nuestro campamento. Y también que se empiece un proceso de investigación independiente, porque sabemos que la policía y todos los organismos del estado de Paraná están aliados al gobernador y a esta empresa.
Es un proceso que sigue y está en el marco de la lucha por la tierra en Brasil. A 20 años de la masacre de El Dorado dos Carajás, cuando asesinaron a 20 compañeros nuestros, sigue la impunidad. No hay ninguno de los asesinos ni de los mandantes en la cárcel. La impunidad en los conflictos agrarios está muy presente. Pedimos justicia no solamente por los compañeros asesinados en Paraná sino por todos los casos que tenemos en todo el país.
– ¿Qué respuesta les dio el gobierno federal a estos pedidos?
– El gobierno atendió a la solicitud y ya envió a las fuerzas federales para la protección del campamento y para hacer las investigaciones independientes. Y también el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) está con una misión para agilizar el proceso y transformar esta área en un asentamiento, así que estamos avanzando en la regularización.
– ¿Relacionan estos hechos con el contexto político más general?
– Claro. En esta disputa política, en casi todo el país las fuerzas reaccionarias están atacando a sedes de partidos de izquierda, incluso prendieron fuego a otro campamento nuestro, en el estado de Rondonia. También asesinaron a un compañero de otro movimiento en el nordeste del país. Porque los hacendados, los latifundistas, son del mismo grupo que quienes quieren derribar a Dilma. Entonces, este aumento de las acciones de la derecha contra nuestros campamentos está totalmente relacionado con esta coyuntura más general del intento de golpe derechista.
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